El presidente de los obispos rechaza ser mediador entre el Gobierno y ERC y lamenta la politización de los rosarios contra Sánchez en Ferraz: “No vamos a hacer batallas para hacer caer gobiernos”
“Nos preocupa la polarización ideológica y la crispación social”. El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, ha mostrado su pesar por la actual situación política en España, azuzada desde la derecha extrema, también la católica, a cuenta de la ley de amnistía que pasa la fase de asunción a trámite este martes en el Congreso. “Vivimos una situación compleja, tensa, no es fácil”, ha admitido Omella durante su intervención en el Nueva Economía Fórum, en la que fue preguntado por la última algarada del presidente de Vox, Santiago Abascal, contra el presidente Pedro Sánchez desde Argentina: “Tendremos que aprender a respetarnos y a convivir, siempre con respeto”, respondió el purpurado.
Omella también lamentó la politización de los símbolos religiosos por parte de grupos ultracatólicos, concentrados en la sede nacional del PSOE en la calle de Ferraz para rezar el Rosario contra lo que llaman golpe de Estado. “No vamos a hacer batallas para hacer caer gobiernos, lo propio de un cristiano y de un demócrata es proponer valores”, añadió. “Nosotros no controlamos las personas y los grupos. Queremos trabajar con las personas y trabajar codo a codo por el bien común”.
El cardenal de Barcelona también se borró de cualquier posible mediación sobre el futuro de Catalunya. “Nadie me ha propuesto nada, esa línea, descartada”, apuntó, insistiendo en que “la Iglesia no entra en la política, intentamos dar principios morales que pueden ayudar”.
En este sentido, recordó la reciente nota de la CEE, en la que los obispos decían: “Queremos alentar un diálogo social entre todas las instituciones que componen la sociedad, que cultive la escucha y evite posiciones inflexibles y excluyentes (…), en el marco del ordenamiento jurídico de Derecho que nos dimos en la Constitución”. ¿Se puede cambiar la Constitución? “Nada es sagrado en estas normas que nos damos”, pero para cambiarlas pidió “diálogo y acuerdos, buscando siempre el bien común, donde uno gana algo y pierde algo, y eso es lo que buscamos”.
Sobre su relación con el Gobierno, el presidente de la CEE resaltó su “cordial relación” con el ministro de Justicia y Presidencia, Félix Bolaños. “Hablamos con toda sinceridad y tranquilidad, y no he percibido en ningún momento una aversión a esos acuerdos o a los conciertos”. “Sí que quieren que los acuerdos con la Iglesia se tengan en cuenta las normativas del Ministerio de Educación”, apuntó, dejando clara una tesis: “No a la estatalización de la educación”.
Parte mollar del desayuno estuvo en la crisis de los abusos de sacerdotes. En este sentido, Omella mostró su “tristeza y dolor” por “el silencio que han sufrido las víctimas”. “Es importante escucharlas, ojalá esto lo hagamos con los demás estamentos de la sociedad, que también han producido víctimas”, señaló, advirtiendo que no se trataba de una excusa, sino “una llamada de atención a que también los otros hagan lo que le han obligado a hacer a la Iglesia”.
Los obispos no esperan a Cremades
En este punto, anunció el “plan de reparación” que ya está abordando la Iglesia, sin esperar a la auditoría Cremades, que en principio el bufete va a entregar a los obispos a finales de esta semana. “Queremos escuchar, acompañar y reparar integralmente. ¿También económicamente? también, afirma. ”Una reparación que será económica, pero señalamos que en los casos que tiene un recorrido judicial, la indemnización la establecerán los tribunales; si no hay recorrido, por prescripción o fallecimiento del victimario, si hay certeza moral, habrá reparación también. Y el responsable de la indemnización siempre es el victimario, pero subsidiariamente será la diócesis o la institución religiosa a la que pertenezca ese abusador“.
“Tenemos nuestro propio plan de reparación” reiteró, subrayando que los abogados de Cremades “lo entregan un poco tarde, cuando lo entregan ya tenemos un trabajo hecho”, destacando la labor del Defensor del Pueblo y las investigaciones periodísticas, y sin dejar de volver a denunciar la extrapolación de los resultados de la encuesta de GAD3, que “hace daño, con no sé qué intención”.
“Vamos a esperar al informe Cremades, pero con lo que ha hecho El País, el Defensor del Pueblo y la propia Iglesia, tendremos más o menos una cifra. Pero lo que nos importa es cada persona. Por uno solo merecería todo el trabajo que se ha hecho. Lo importante es que hemos focalizado el problema en las víctimas, en cada una. Vamos a ver cada persona, en qué situación vivió….”, zanjó Omella.
Sobre el futuro de los seminarios españoles, el presidente de la CEE advirtió que “o cuidamos la formación en serio, o perderemos una oportunidad de adaptarnos a los tiempos”, y recalcó que Roma les ha dado “un plan de tres años de reconversión de los seminarios, para seguir preparando bien esa reconstrucción, rehabilitación de seminarios, tendrán que agruparse muchos, seguramente”.