El Ayuntamiento inscribió a su nombre la ermita hace varios años y el Arzobispado la reclama y ha iniciado acciones judiciales para su recuperación.
Los fieles católicos y los agricultores de la localidad de Fuentespina vieron deslucida ayer la celebración de la festividad de San Isidro. Como siempre han tenido por costumbre, se acercaron a la ermita del Padre Eterno para asistir a misa y participar en la procesión con el santo pero se encontraron que allí no se iba a celebrar la ceremonia religiosa. Así que, muchos de ellos entraron en la ermita, pusieron alguna vela, aprovecharon un momento para el recogimiento y se volvieron a casa.
Mientras tanto, en la iglesia parroquial del municipio se estaba celebrando la misa en honor a San Isidro, oficiada por el párroco de la localidad, y salió en procesión para bendecir los campos del municipio y el entorno de las bodegas tradicionales, pilar de uno de sus sectores económicos y etnográficos. Este cambio de escenario para la conmemoración de esta festividad se debió a una orden directa del Arzobispado de Burgos que le indicaba que no oficiase actos religiosos en la ermita. La alcaldesa de Fuentespina, María José Mato, achacaba esta decisión al contencioso que mantienen ambas instituciones por la propiedad del inmueble. «Llegan las fiestas del Padre Eterno y este es un pequeño chantaje el que nos están haciendo pero ya me voy a encargar yo de que se hagan los oficios que están programados, eso fijo», aseguraba.
Sin embargo, fuentes del Arzobispado explicaban que la misa de San Isidro no se había celebrado en el Padre Eterno porque el Ayuntamiento ha cambiado la cerradura y el párroco no tiene la nueva llave. «El cura no puede acceder a la ermita sin el condicionamiento de tener que pedir permiso al Ayuntamiento para poder celebrar allí la misa, pedir la llave, y la postura de la Iglesia es que tenemos libertad de culto y no tenemos porqué pedir a nadie que podamos celebrar un culto», argumentaban desde la entidad religiosa. Por su parte, la alcaldesa de Fuentespina afirmaba que la ermita, como cada 15 de mayo, ha permanecido abierta para los fieles que se han querido acercar.
A lo largo de la próxima semana, se va a producir una reunión entre ambas instituciones para intentar llegar a un acuerdo sobre la propiedad del templo barroco del siglo XVII sin tener que acudir a la cita con los tribunales. En la mente de todos está la fecha del 30 de mayo, festividad de la Santísima Trinidad, fiesta grande en la localidad y que, por lógica, se debería celebrar en la ermita que se erigió bajo esta advocación. «Es la fiesta del Padre Eterno y sería muy triste que no podamos celebrarlo allí, pero ellos son los que tienen la sartén por el mango y sabrán lo que hacen con sus feligreses», declaraba la alcaldesa, mientras que desde el Arzobispado mantenían buena disposición a llegar a un acuerdo para que las celebraciones religiosas se puedan oficiar en su escenario natural y tradicional, que es la ermita.