Sant Antoni celebró ayer la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, según reza la tradición que ellos mismos impusieron: el primero domingo después del 16 de julio.
«Celebrarlo después consigue diferenciarnos del resto de municipios. Además, esta tradición hace que haya más concurrencia de gente», apuntó Pep Tur ‘Cires’, alcalde de Sant Antoni.
La festividad comenzó con una misa en la iglesia que fue oficiada por Vicente Juan Segura, obispo de Ibiza y Formentera y que fue precedida de los pasos de la colla Brisa de Portmany. La ceremonia finalizó apenas 45 minutos después y dio paso a la procesión que llevó a la Virgen del Carmen, por la calle Ample, al mar portmanyi.
Una vez en el Passeig de la Mar, y pasadas las 20 horas, vecinos, autoridades e invitados se subieron a los dos barcos ‘Capitán Nemo’ que estaban allí atracados junto al muelle de tráfico. «Siempre se puede subir quien quiera», matizó el alcalde del municipio. Y así fue.
Los dos barcos salieron repletos de gente en homenaje a la patrona de la gente del mar.
El momento más especial de la procesión marinera llegó antes de que el barco girara para regresar al puerto, cuando los pasajeros hicieron una ofrenda de flores para honrar a la Virgen del Mar. Así, tiraron un ramo de flores en la parte de fuera del espigón y emprendieron el camino de vuelta.
Una vez estuvieron atracados los barcos, el tumulto de personas regresó a la parroquia para dar paso a la demostración de ball pagès ofrecida por la colla de Sa Brisa de Portmany. Acto seguido tuvo lugar un concierto de Habaneras a cargo del Coro parroquial de Santa Creu en la plaza de detrás de la iglesia y que, a juicio de todos los expectantes, fue un éxito.
Un año más, Sant Antoni honró a la patrona del mar y lo hizo desafiando a la lluvia que había caído apenas dos horas antes en el municipio.