La ermita del Ejido, templo de culto que acoge una parte significativa del Pascuamayo santistebeño, se llenó ayer domingo de forma absoluta para asistir a la misa de Pentecostés, momento clave en el ritual festivo del municipio condatense. La expectación era máxima, en gran parte porque la misa la oficiaba el cardenal franciscano y arzobispo emérito de Sevilla, elector en los cónclaves de 2005 y 2013, monseñor Carlos Amigo Vallejo.
Silencio solemne en el templo, que siguió con atención una homilía cargada de humanidad, reflexiones afectivas y consideraciones religiosas. El oficiante, que hizo un canto a la amistad, el amor, la bondad y la concordia, realizó un símil entre la pasión de Cristo y las bendiciones de la Virgen; bendijo el retablo de la ermita en la que, según la tradición, se apareció la Virgen del Collado; destacó la coronación canónica de la patrona y ensalzó Pascuamayo. «Esta fiesta de la primavera, que me ha cautivado tanto que bien podría ser considerado ya un santistebeño más», dijo. Los asistentes estallaron en un aplauso que se prolongó hasta que el cardenal alcanzó la calle, acompañado por otro eclesiástico de Santisteban del Puerto, Rafael Higueras, prelado de honor de Su Santidad, canónigo magistral de la Santa Iglesia Catedral de Jaén, y por el alcalde, Juan Diego Requena.