La tradicional Puja de Maniguetas y una gran salve de cohetes, cerraron, a las puertas de la ermita de Consolación, y bien pasada la medianoche, la intensa jornada con la que Cartaya celebró este domingo el Día Grande de la Virgen de Consolación. Fue el broche de oro a una Procesión de Subida muy emotiva y marcada por los actos con los que la Hermandad y la localidad entera han celebrado el 350 aniversario de los cultos y celebraciones entorno a la Virgen, efemérides con motivo de la cual las calles de la localidad se vistieron de gala.
Así, recibieron a la Virgen las tradicionales fachadas engalanadas con las banderolas y otras insignias de la advocación consolacionista, a las que este año se unieron las ramas de palmeras tan características de la ermita, que dieron aún más solemnidad y colorido a la salida procesional, que siguió su recorrido tradicional por las calles De la Plaza y Santa María de Consolación. Estuvo acompañada en todo momento por numerosos/as vecinos/as de la localidad, además de por la Banda de Música Santa María de las Nieves, de Olivares, las hermandades de Cartaya, hermandades vinculadas de otros municipios y las autoridades locales, con el alcalde, Juan M. Polo, y su Equipo de Gobierno a la cabeza. También formaron parte del cortejo numerosas hermanas de mantilla y los niños vestidos de monaguillos y el paso, como manda la tradición, fue exornado con los habituales nardos.