Las lágrimas aparecieron silenciosas, casi sin permiso. La Virgen de Candelaria se encaminaba al encuentro de los pacientes del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (Hunsc), que, casi desde una hora antes, ya la esperaban en el hall del centro hospitalario. Allí, más de un centenar de pacientes se encontraban acompañados por el personal del hospital, que se preocupó por atender sus necesidades, proporcionándoles mantas, agua y asiento. Algunos, más de 50, salieron al exterior en silla de ruedas. Otros, los que podían valerse por sí mismos, esperaban junto a sus familiares en distintas partes de la entrada principal de La Candelaria.
Antes de llegar al Hospital de La Candelaria pasadas las tres de la tarde, la Morenita había iniciado su peregrinación desde la Basílica de Candelaria, a las siete de la mañana. El amanecer la recibió en Las Caletillas y, de allí, se dirigió a la Carretera General del Sur, camino que no abandonaría hasta su entrada en Santa Cruz. Tras ella, cientos de peregrinos, que en cada parada protocolaria gritaban “¡Viva la Virgen de Candelaria!”.
Los vivas acompañaron a la Morenita en todo su recorrido. En El Tablero, el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, dio la bienvenida a la Virgen, recordando que “estamos ante un día muy importante y honrados por recibir a la Virgen”. “Los que estamos aquí lo estamos de corazón, porque creemos en ella y hemos puesto todos los medios para que sea un día inolvidable”.
El alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, que recogió el bastón de mando en El Humilladero y se lo entregó a la Virgen para que lo lleve consigo hasta su santuario, en la Iglesia de la Concepción, en Santa Cruz.