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El aborto terapéutico existía en los 30 años conservadores

COMENTARIO: Sorprenden los cambios que se dan en la política. Este es uno de ellos, el dirigente nicaragüense, en otro tiempo revolucionario, Daniel Ortega, prohibe el aborto, para buscar el apoyo electoal de la iglesia, y aquí reproducimos un artículo de un joven conservador, que pese a tener a dios como inspirador de su política, valora el estado de necesidad como elemento a tener en cuenta a la hora de realizaar las políticas públicas, al margen de las creencias religiosas. ¡Quién nos hubiese dicho esto en pleno desarrollo del movimiento sandinista!

Es cierto que este joven sonservador no pasa del un aborto terapéutico ante el riesgo para la madre. No es que llegue a reconocer el derecho de la mujer sobre su embarazo. Lo que sorprende es que él llegue a eso y Ortega prohiba hasta ese.


Tal vez llame la atención que un joven del Partido Conservador de forma innecesaria opine en el siempre polémico tema del aborto, en favor del aborto terapéutico. Sin embargo, el aborto terapéutico es congruente con los principios del conservatismo y puedo demostrarlo, a diferencia de la obscena alianza electoral que Alejandro Bolaños y Alfredo César suscribieron con Arnoldo Alemán, par de zánganos.

Como diría el descuartizador, vámonos por partes. Los principios rectores del conservatismo son Dios, Orden y Justicia, así ha sido desde siempre, entonces por qué en 1879 bajo la Presidencia de  Joaquín Zavala, al entrar en vigencia el nuevo Código Penal de Nicaragua se contempló en el Arto. 360.

“No incurrirá en pena alguna el médico o cirujano, comadrón o partera que procure el aborto, cuando no haya otra manera de salvar la vida de la mujer embarazada” Esta misma excepción se mantuvo en el Código Penal de 1891 con el también Presidente conservador Roberto Sacasa.

Esto se debió a dos sencillas razones. La primera, es que desde siempre en la historia del derecho penal han existido excepciones y desde inicios del siglo XIX  se reflejaron en los códigos penales, por esa razón es que a una persona no se le puede acusar de homicidio por haberle provocado la muerte a otra cuando trataba de defenderse y salvar su propia vida (legítima defensa) o bien, a un bombero no se le puede acusar de daños a la propiedad por tumbar la puerta de una casa que se está incendiando para entrar y sacar a una niña (estado de necesidad).

El aborto terapéutico es una excepción que contempla la misma Ley penal, basada en un estado de necesidad, donde el médico para salvar la vida de la mujer embarazada interrumpe el  embarazo.

Este principio es parte de los principios generales del Derecho y la historia misma de la humanidad, de hecho, el mismo Jesús defendió el estado de necesidad según lo muestra el Evangelio de San Lucas (13 10-17) cuando llama hipócrita al jefe de la sinagoga por criticarle al curar a una mujer encorvada en sábado. No sería justo dejar morir a una mujer embarazada por no interrumpir su embarazo y mucho menos estaríamos defendiendo su derecho a vivir, los conservadores tenemos como principio rector la Justicia.

En segundo lugar, si en nombre de la justicia y el orden (por estar vinculado a principios de Derecho) defendemos el aborto terapéutico, es válido preguntarse si esto está contrapuesto a nuestro otro principio rector, Dios. La respuesta sería que no, porque los conservadores como políticos en ejercicio de un cargo público de elección popular o por designación, estamos para ejercer una función pública incluyente y no elevar a política de Estado nuestros credos religiosos.

Si soy un funcionario público conservador, y además católico o evangélico practicante, pues que bien, eso habla de mis límites éticos y morales como persona, pero a la hora de realizar mi trabajo y siendo respetuoso del “orden” constitucional, debo estar claro que somos un Estado laico y porque mi religión prohíba el aborto terapéutico inclusive, no puedo aprobar una Ley de la república que castigue con penas privativas de la libertad a médicos por hacer su trabajo, salvar la vida de la mujer.

Si hago prevalecer en mi actuación como funcionario público criterios espirituales y no racionales, habré fallado como conservador y sería un mercenario de intereses fanáticos que niegan la pluralidad y laicidad que debe existir en el Estado. No ejerzo una función pública para representar mis creencias religiosas, sino los intereses de una sociedad de forma incluyente. No puedo dejar de referir el Evangelio de San Mateo (22 15-22) cuando Jesús reprendió a los fariseos por querer tergiversar su enseñanza y les replicó “Dad, pues, al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”.

Un ejemplo de la separación del credo religioso y el ejercicio de la función pública para un conservador, es la decisión del Expresidente Enrique Bolaños, de quitar la subvención a los centros educativos católicos que recibían el beneficio al final de su mandato, subvención que Ortega restableció.

Que hoy en día esto se esté discutiendo en Nicaragua me resulta absurdo, considerando que casi la totalidad de los países en el mundo contemplan la excepción a esta interrupción del embarazo.

En una publicación titulada “Dialogo y Democracia”, de Laura Baca,  se hace referencia a la pluralidad de una sociedad, y se le otorga a la clase intelectual la responsabilidad de generar la opinión pública, estos deben intermediar entre los intereses de los movimientos sociales y la clase política.

En Nicaragua la clase intelectual no ha cumplido su rol, o simplemente no ha surtido efecto por el afán del presidente Ortega de politizar toda expresión de organización en el país, con el objeto de que defiendan sus intereses.

En lo personal, pude haber guardado silencio al respecto y no pasaba nada, pero creo que una nueva clase política debe basarse en valores diferentes y sé que es posible que una voz justa haga callar a una multitud manipulada. Como abogado y maestrante en Derechos Humanos no voy a negar mi formación jurídica por unos pesos u oportunismo electorero malicioso, y como relevo generacional de mi partido yo sí estoy en la capacidad de defender mis ideas en base a valores y principios.

Es una lástima que el Presidente Ortega no pueda decir lo mismo, o debatir y sostener públicamente sus ideas por ser incongruentes con sus principios revolucionarios, él está motivado simplemente por intereses electoreros.

*Miembro de la Juventud
Partido Conservador

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