El 41% de los encuestados galos se opone a la construcción de mezquitas, según revela un sondeo
La onda expansiva del no de Suiza a la construcción de minaretes ha tenido un efecto especialmente desestabilizador en Francia, donde residen unos cuatro millones de musulmanes y el islam es la segunda religión. En pleno debate sobre la identidad nacional, la cuestión de los minaretes ha abierto un inesperado e incómodo frente.
Aunque la mayoría de los franceses (un 54%) no desea una consulta, dos sondeos revelaron ayer que entre un 45% y un 46% votarían a favor de prohibir las torres que coronan las mezquitas. Mientras Gobierno y oposición se muestran escandalizados por el voto de los suizos, las encuestas indican que los ciudadanos lo están bastante menos, especialmente los votantes de la derecha.
El 61% de estos electores aprueba la celebración de un referendo frente al 31% de los simpatizantes de la izquierda favorable a una consulta popular, según la encuesta de BVA para Canal+. Este mismo estudio de opinión indica que un 44% de los franceses juzga “más inquietante” la religión musulmana que las demás. Solo un 1% la ve “menos inquietante” y un 55% no la considera ni mejor ni peor que otras creencias.
SOCIEDAD LAICA
En el país de la laicidad, la expansión del Islam –las mezquitas proliferan en las grandes ciudades– suscita muchos interrogantes. “La sociedad francesa acepta mal la manifestación ostensible de una identidad religiosa en el espacio público”, concluye el estudio de realizado por el instituto IFOP para Le Figaro. Este sondeo indica que el 41% de los ciudadanos se oponen directamente a la construcción de mezquitas y el 46% se pronuncian a favor de prohibir exclusivamente los minaretes, que no siempre coronan los centros de culto musulmán.
Entre los electores de extrema derecha, los favorables a prohibir los minaretes alcanzan el 79%, y en la UMP del presidente Nicolas Sarkozy el porcentaje es del 55%. De hecho, algunos dirigentes del partido ya han planteado la posibilidad de evitar nuevos minaretes mediante una norma urbanística.
Este símbolo del Islam preocupa menos a los socialistas y centristas –el 34% y el 33%, respectivamente, se muestran contrarios–, mientras que el 48% de los trotskistas los prohibiría.