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Egipto detiene al profesor que cortó el pelo de una niña por ir sin velo

El hombre golpeó en la cabeza a la alumna y cortó con tijeras un mechón de su cabello.  Hace dos semanas un niño falleció como consecuencia de la brutal paliza de un docente

Un mechón de pelo menos por no llevar pañuelo. Las autoridades egipcias han detenido a un profesor que recurrió a las tijeras para cortar el cabello de una de sus alumnas a modo de castigo por no lucir “hiyab” dos semanas después de que un niño falleciera como consecuencia de la brutal paliza que le propinó un docente.

El incidente en el que la pequeña Nora fue agredida por su maestro sucedió el jueves en una escuela de la provincia de Al Fayum, a unos 100 kilómetros al sur de El Cairo. Según el testimonio de la víctima, el maestro de Estudios Islámicos le golpeó en la cabeza y poco después le cortó un mechón de pelo como reprimenda por no usar pañuelo.

Lo hizo dentro del aula en medio de las risas del resto de alumnos. Mi hija no es más que una niña. No llevará hiyab a menos que esté convencida“, relató la madre a la televisión local ‘Ontv’. En declaraciones a la citada cadena, Nora explicó que le suplicó a su profesor que no le tocara el pelo y le prometió incluso que a partir de entonces llevaría velo. Pero todos los ruegos resultaron en vano. Entre insultos, el maestro consumó su amenaza.

Tras la denuncia, las autoridades educativas suspendieron al profesor y el director del colegio, según la agencia de noticias estatal ‘Mena’. La fiscalía ordenó cuatro días de cárcel para el docente mientras concluye la investigación. El ministerio de Educación recordó que el uso del ‘hiyab’ no es obligatorio en las escuelas.

Castigos físicos: rutina en los colegios egipcios

En 2012 un suceso similar, ocurrido en la ciudad sureña de Luxor, acabó con la profesora condenada a seis meses de prisión por cortar el cabello de dos escolares que no usaban velo. Los castigos físicos son una lacra en el precario sistema educativo egipcio. A principios de marzo Islam Sherif, un niño de 11 años, halló la muerte entre los muros del colegio público Shuhada Port Said del populoso distrito cairota de Sayida Zeinab.

Uno de sus profesores le golpeó la cabeza hasta hacerle perder la conciencia. Murió tres días después en un hospital de la capital egipcia como consecuencia de la hemorragia cerebral causada por la paliza. En su primer interrogatorio, el maestro que le arrebató a Islam el porvenir aseguró que “no tenía intención alguna de asesinarle”. “Los golpes eran parte de la disciplina”, confesó.

Tras conocerse el destino del menor, el ministerio de Educación egipcio -que en un primer momento había trasladado al maestro a un puesto administrativo- le suspendió de empleo y sueldo. Las autoridades, además, clausuraron la escuela para “preservar la salud psicológica de otros alumnos”.

El trágico final de Islam arrojó luz sobre una de las realidades más descarnadas de la sociedad egipcia: los lacerantes castigos físicos que docentes, cuidadores y padres infligen sobre una infancia que constituye el 20 por ciento de la población egipcia, unos 17 millones de personas.

“Solo en 2013 se contabilizaron 25.000 casos de maltrato según un estudio del Centro egipcio de derecho a la enseñanza”, señaló a EL MUNDO Ahmed Moselhi, abogado de la Coalición Egipcia de los derechos de los niños. En su despacho las denuncias de vejaciones se amontonan. “Hace unos meses un profesor le abrió a un alumno una brecha en la frente y otro sometió a castigos públicos a un niño que, tras no recibir permiso para ir al baño, se orinó en mitad de la clase”, agregó.

Durante los últimos doce meses al menos seis escolares han perdido la vida como consecuencia de otros episodios de maltrato. La coalición en la que trabaja Moselhi ha recibido 41 denuncias de ataques a menores de edad por parte de profesores y una decena de supuestos abusos sexuales. El Consejo nacional de la Infancia y la Maternidad alertó el pasado diciembre de que las vejaciones contra los menores de edad se habían incrementado un 55 por ciento desde enero en comparación con la media de los tres años anteriores. Según el informe, la mitad de la violencia se registró en el aula a manos de sus supuestos tutores seguido de los orfanatos estatales, la calle y -en último lugar- el hogar.

La ley del menor fue enmendada en 2008 para proteger al niño “de cualquier acto violento y abuso físico o emocional” en mitad de la conmoción por el asesinato de otro escolar a manos de su profesor de matemáticas en la ciudad mediterránea de Alejandría. Aquel maestro fue condenado a seis años de prisión por homicidio. Pero desde entonces la legislación ha caído en saco roto frente a un profesorado mal pagado y unos centros ajenos a cualquier supervisión.

A menudo los castigos cuentan con el beneplácito de los progenitores, acostumbrados también a atizarles a sus hijos. En 2011, sin ir más lejos, los vecinos de una aldea del delta del Nilo organizaron una protesta para exigir la liberación de un profesor que había sido detenido después de que apareciera en un vídeo golpeando con una regla a pequeños del pueblo.

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