1849 – En España el gobierno obtiene de las Cortes autorización para negociar y conciliar las necesidades del Estado y de la Iglesia, sin necesidad de que las decisiones alcanzadas hubieran de ser objeto de debate. Se incluía un documento con las bases que debían ser tenidas en cuenta para la negociación y elaboración del Concordato, que finalmente se firma en 1951.
589 – Se reúnen los obispos en lo que es el III Concilio de Toledo sentándose el rey entre ellos, siguiendo el ejemplo del emperador Constantino en el Concilio de Nicea. Tras el rezo de una oración, Recaredo anunció que su conversión se había producido sólo unos días más tarde de la muerte de nuestro padre –aunque al parecer esto ocurrió más bien diez meses después del fallecimiento de Leovigildo-. Un notario leyó a continuación una declaración escrita por el propio rey en la que se declaraba anatema las enseñanzas de Arrio y a continuación reconocía la autoridad de los Concilios de Nicea, Constantinopla, Éfeso y Calcedonia. Asimismo, subrayaba que él había traído al catolicismo a los godos y a los suevos y que ambas “naciones” necesitaban ahora la enseñanza de la verdadera fe por parte de la Iglesia.