Sobrevivientes y activistas protestaron el viernes frente al Capitolio de Utah para exigir cambios a la ley estatal que exime a líderes religiosos de reportar casos de abuso sexual infantil revelados durante confesiones espirituales.
“Si nosotros como seres humanos, como iglesia, como estado, no estamos protegiendo a nuestros niños, entonces estamos fracasando”, expresó Lindsey Lundholm, organizadora de la marcha frente a más de 100 personas en el evento en Salt Lake City.
Lundholm habló de su propia experiencia como víctima de abuso sexual creciendo en Idaho como miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida como la iglesia mormona. Dijo que cuando le contó a un obispo sobre los abusos el obispo, en vez de reportarlo a la policía, le recomendó a abusador que pida el perdón de Dios.
El relato de Lundholm fue uno de muchos expresados en la entrada al Capitolio, a poca distancia de la sede de la iglesia y su templo en Salt Lake. Otras mujeres también compartieron sus experiencias y leyeron otros escritos, exigiendo a las autoridades que le requieran al clero reportar casos de abusos cuando los escuchan en confesiones.
La marcha ocurre dos semanas después de que una investigación de Associated Press halló que el sistema de denuncias de abusos de la iglesia puede ser tergiversado para que las denuncias no lleguen a las fuerzas del orden sino a abogados de la iglesia, que podrían encubrir el asunto.
El reportaje de la AP, en base a documentos hallados en Arizona y Virginia Occidental, destapó gran cantidad de inquietudes que las víctimas han mencionado en torno al sistema de denuncias. Entre esas están casos en que el clero ha pedido excepciones a la ley o ha declarado que no pueden hablar por el secreto entre cura y penitente.
Desde que fue publicado, la iglesia ha criticado al reportaje. En un comunicado reciente, la institución dijo que la línea telefónica para denuncias “se trata totalmente de proteger a los niños y no tiene nada que ver con encubrir”.