La semana pasada se llevó a cabo el seminario “Laicidad y Neoconservadurismos religiosos”, realizado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNT, donde se abordó la temática desde una perspectiva jurídica y sociológica.
Las jornadas estuvieron organizadas por Católicas por el Derecho a Decidir, Mujeres x Mujeres, en conjunto con las cátedras de Sociología Jurídica y Filosofía del Derecho Cátedra B, y Liderando desde el Sur.
“En nuestra provincia, desde hace tiempo vemos un accionar y una articulación bastante obscena, sobre todo en la implementación o en la falta de implementación de políticas públicas, atravesadas por una falta de laicidad”, explicó Soledad Deza, de CDD y Mujeres x Mujeres, sobre la elección de la temática.
“Nos pareció importante articular con la universidad porque creemos que en gran medida los operadores del derecho, sea que trabajen en el poder judicial, ejecutivo o legislativo, salen de una universidad donde lamentablemente la fuerte presencia en la tradición del derecho natural, en la enseñanza del derecho, obtura una mirada crítica que es la única que nos permite advertir la necesidad de que, tanto las interpretaciones del derecho como el derecho en movimiento, y si se quiere las mismas políticas públicas que se implementan para garantizar derechos, estén atravesadas por una mirada laica, independientemente de la cosmovisión religiosa que pueda tener cada uno”, sostuvo la abogada y militante feminista.
Sobre laicidad y neoconservadurismos
Angélica Peñas Defago, Doctora en Derecho y Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de Córdoba, y docente en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, quien participó del panel “Laicidad, actores conservadores y discurso de la vida”, planteo el peligro de los activismos neoconservadores.
La especialista afirma que “afectan los derechos de las mujeres, niñas, niños, y personas LGBTI de modos muy evidentes a través de instituciones del Estado y a través de funcionarios y funcionarias del Estado, los poderes judiciales, personal de los hospitales, de las escuelas y de otras instituciones públicas y privadas”.
La doctora utilizó como ejemplo de ello el caso de Lucía, la niña de 11 años a la que el propio Estado le obstaculizó el acceso a una interrupción legal del embarazo.
Otro punto que remarca Peñas Defago son las construcciones simbólicas que plantean estos movimientos que ordenan de manera desigual a la sociedad. “La perpetuación de que las mujeres, las niñas y los niños y personas LGBTI estamos en condiciones de inferioridad en algunas situaciones en la sociedad y necesitamos cierto tutelaje moral, cuando no legal, o médico en muchos casos, es otro modo igual de violento que fuertemente utilizan estos sectores neoconservadores desde los púlpitos de las iglesias, pero también desde otros espacios del lenguaje del derecho, la medicina, desde el lenguaje de la calle”.
Durante su exposición puntualizó multiple y extendidas estrategias que utilizan estos sectores, pero rescató, también, las estrategias de los feminismos. “Son múltiples y extendidas nuestras estrategias para desenmascarar y sobre todo para intentar descolocar y correr un sistema patriarcal y heteronormativo que estos sectores intentan seguir sosteniendo en la sociedad”.
¿Nuevas o viejas manifestaciones de los sectores neoconservadores?
Del mismo panel participó Juan Manuel Morán Faúnes, Doctor en Estudios Sociales de América Latina y Magíster en Sociología por la Universidad Nacional de Córdoba.
Morán Faunes plantea que en el discurso de la vida de los sectores neoconservadores “no hay nada nuevo que haya emergido en estos últimos tiempos. Es una reproducción del mismo discurso que han venido haciendo las últimas décadas”.
Sobre este último, el especialista analiza que sus argumentos se valen de dos partes. “Primero que la vida comienza en el momento de la fecundación o de la concepción como le llaman estos sectores, que no es un término científico pero que lo usan. Y la segunda parte del argumento que utilizan, si es que la vida comienza en el momento de la concepción entonces desde ahí el ser humano tendría un derecho absoluto a la vida que sería superior a cualquier otro derecho. Una parte es un discurso más biologisista, y otra parte es jurídico político”.
Durante la mesa panel, Morán Faunes explicó que este argumento surge principalmente de la jerarquía de la iglesia católica desde los años 70, y las organizaciones autodenominadas provida lo incorporan a su repertorio discursivo, reproduciéndolo y amplificándolo.
“Lo que vivimos el año pasado fue justamente eso, la reproducción de este mismo discurso”, expresó en relación al debate de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en el Congreso.
Estos discursos biologisistas despolitizan la idea de la vida, colonizando incluso el discurso jurídico-político. “Dicen que el inicio de la vida de un nuevo individuo ya estaría determinado por la ciencia y por lo tanto no habría ninguna discusión al respecto”, explicó.
Morán Faúnes plantea que dentro del campo de la ciencia no existeconsenso sobre cuando empieza la vida. “Algunos dicen que en el momento de la fecundación, porque ahí se forma el genoma de un nuevo individuo, pero hay otros sectores que dicen que la vida comienza en el momento de la anidación, otro sectores de la ciencia afirman que la vida comienza cuando aparece actividad cerebral, porque si definimos la muerte como el cese de la actividad cerebral, entonces lo lógico sería asumir que la vida de un nuevo individuo comienza cuando empieza la actividad cerebral y eso ocurre para algunas personas a las 12 semanas, para otros hasta las 24 semanas”, puntualizó.
Lo peligro de estos discursos e interpretaciones es que “habilitan un tutelaje sobre los cuerpos de las mujeres y cuerpos gestantes amparados en un discurso científico que se disfraza de neutralidad y objetividad”.
“Lo que hace este discurso de la vida en resumidas cuentas es construir una dicotomía entre esto que llaman vida y las mujeres y personas gestantes, que pone a la vida en gestación en un lugar jerárquicamente superior y privilegiado respecto de las mujeres y de los cuerpos gestantes”, finalizó Morán Faúnes.
Aportes al debate
“El seminario me pareció un ejemplo claro de lo que en estos tiempos se debe hacer: enriquecer el conocimiento de las personas, debatir, pensar y accionar”, comentó Minina Cativa, una de las participantes. También destacó poder escuchar a cuatro investigadores sobre un tema como es la laicidad y su contraparte los neoconservadurismos. “Concierne puntualmente al contexto hoy vivido en Argentina y Latinoamérica en sí, es de suma importancia y necesidad tanto para les alumnes en un proceso de formación como para les docentes como operadores de esa formación”, sostuvo.
“Es necesario que la facultad siempre tenga las puertas abiertas y la predisposición constante ante estos espacios, en un contexto donde lo académico y científico está en un constante ajuste, son las instituciones las que deben apoyar, promocionar y generar que les invertigadores sigan haciendo su enriquecido trabajo y dando charlas, cursos, debates para la sociedad”, sostuvo sobre la necesidad de seguir generando estos espacios desde la universidad.
Emilio Martinetti, estudiante de derecho e Integrante del Proyecto PIUNT de Laicismo, consideró que el seminario sirve como “herramienta para desarticular la errónea idea de que el Estado argentino es católico, con todas las implicancias que eso tiene en la vida de las personas”, y a su vez, calificó como indispensable en los tiempos que corren con el surgimiento de los neoconservadurismos que atentan contra los derechos humanos de las mujeres y de las personas del colectivo LGTB+.
“Creemos fuertemente que la iglesia y el estado tienen que de verdad ser asuntos separados para que la realidad sea vivible para todos y todas de forma pacífica, respetuosa, tolerante, pero por sobre todo de forma democrática”, cerró la abogada Deza.