Por primera vez, el máximo dirigentede la universidad pública se dirige a los asistentes ante el Cristo de la Cruz
Espléndida mañana para recibir la magnífica talla de Gregorio Fernández en la plaza de Santa Cruz. Cientos de personas abarrotaron ayer el recorrido de una de las procesiones más elegantes de la Semana Santa vallisoletana, la del Santísimo Cristo de la Luz, alumbrado por su Hermandad. A las 11.30 horas se abrían las puertas del Palacio, sede del Rectorado, y comenzaba a salir el séquito que acompaña al crucificado. La fanfarria, los dulzaineros, los maceros y los penitentes descalzos y portando maderos abrían el cortejo en dirección a la calle Librería.
Tras una primera actuación del Coro Universitario, comenzaba el desfile que este año contó con dos novedades. La primera, la intervención de un gaitero que desde la planta superior de la Casa de Galicia rindió homenaje a la escultura con una pieza castellana. La segunda, las palabras del rector de la Universidad de Valladolid, Evaristo Abril, antes de la ofrenda floral que los estudiantes realizan a la talla en la plaza de la Universidad.
En todas las facetas
Nunca antes un responsable de la institución académica pública se había dirigido a los presentes durante la procesión, aunque siempre la acompañaba. Ante el edificio histórico, que alberga la Facultad de Derecho, Abril calificó la Semana Santa como «momento esencial de la vida del cristiano». «Dios creó el mundo y lo miró y vio que era bueno. Somos nosotros quienes hacemos que este lugar se separe de lo que creó Dios con nuestras infidelidades, nuestra dejadez y falta de compromiso», señaló el catedrático.
Durante su discurso, Evaristo Abril subrayó que «Dios nos llama a servirle en las tareas de la vida humana, en el laboratorio, en el quirófano en el aula universitaria, en la oficina, en el hogar de la familia, en el trabajo y en el descanso. Hay un algo santo y divino escondido en las situaciones más comunes, que le toca a cada uno de nosotros descubrir», añadió.
A juicio del rector, «debemos realizar nuestro trabajo con dedicación y esmero, por amor a Dios y a todos los hombres. Poner amor en las cosas pequeñas de cada día y descubrir a Cristo en cada detalle». «Y así, -continuó Abril- nuestra universidad será siempre un foco de libertad, de preparación intelectual y profesional y de estímulo para el conocimiento humano y el desarrollo social».
A continuación el coro de la institución académica cantó el tradicional 'Gaudeamus igitur', el jovial himno universitario que la formación de la UVA bordó, una vez más, desde el interior del edificio histórico.
La procesión, en la que también participó la concejala de Cultura y Turismo, Mercedes Cantalapiedra, y representantes de la cofradía salmantina del Cristo de la Luz, continuó su recorrido por las calles López Gómez, Núñez de Arce y Cascajares.
Llegada a la catedral, la comitiva entró en el templo para rezar el Vía Crucis. Terminado el acto religioso el cortejo regresó al Palacio de Santa Cruz por Arribas, Cardenal Cos y Librería para depositar la talla de Gregorio Fernández en su capilla.