Los obispados de Jaén y Alcalá de Henares consideran que estas personas padecen una ‘psicopatología’
Además, aseguran que son ‘sexualmente impotentes’
«¿Que yo estoy loco? ¿Pero tú has visto lo que han escrito?», se sorprende Álex Salinas, transexual gaditano de 21 años al que no le dejaron ser padrino de su sobrino la pasada semana por su condición.
Su reacción se debe al contenido del Boletín Oficial Eclesiástico de la Diócesis de Jaén para el periodo de mayo a junio de 2008, y que continúa también colgado en la página web del Obispado de Alcalá de Henares. En este texto hablan de «la psicopatología propia de la transexualidad». Con una psicopatología. Locos. Por el único motivo de haber nacido con un cuerpo que no se corresponde con su identidad sexual.
«Ellos creen que lo hacemos por moda, por capricho. Como si yo un día me levanto y digo: ‘Quiero llevar bigote’. Es demencial, quizá sean ellos los que tienen un problema», explica Alex con incredulidad.
Porque en este mismo boletín, publicado a raíz de la Ley de Identidad de Género de marzo de 2007, se habla de que «el fenómeno de la transexualidad alcanzará en España una relevancia mayor que en otros países».
No sólo creen que tienen un problema mental, sino que estos obispados aseguran que «la transexualidad incapacita para los derechos y deberes propios de la vida y el amor».
«Parece como si para ellos no tuviéramos alma, como si no fuésemos seres humanos», lamenta el joven gaditano. «Tengo novia desde hace tres años. No quieren entender todo lo que he sufrido», explica Álex, que conoció a su pareja en el seno de la misma Iglesia que ahora le discrimina por su identidad sexual.
«Soy creyente y practicante. Toda mi vida he ido a misa, menos ahora que no puedo por trabajo. He participado incluso en hermandades; de hecho conocí a mi novia en la banda de la parroquia de San José Artesano«, cuenta.
Aunque por supuesto, en el caso de que un día decidieran casarse, no podrían hacerlo por el rito religioso en el que se fraguó su relación. En el boletín citado anteriormente, no sólo se hace referencia a la incapacitación para el vínculo vital y de amor que supone el matrimonio sino que la persona transexual «al ser radicalmente impotente, no dispone de miembros aptos para la cópula».
«La Iglesia Católica parece empeñada en dejar fuera a grupos de personas que quieren formar parte de ella. Dedican más tiempo al odio que a predicar sobre el amor», denuncia Carla Antonelli, única diputada transexual en España. A lo que añade: «Han perdido la potestad de hablar en nombre de Jesucristo, cuyo mensaje es el de amor y fraternidad entre las personas y que practican los verdaderos cristianos de base».
De hecho, el boletín eclesiástico del Obispado de Jaén, y redifundido por el de Alcalá de Henares, prevé las formas de actuar ante «la duda acerca de la condición de transexual de alguno de los contrayentes del matrimonio». Ya que esta duda «puede proceder de la apariencia externa, apreciada por el párroco de modo inmediato, de la fama más o menos extendida que rodea a la persona o del testimonio de personas prudentes». La boda quedaría suspendida hasta que se le aporten al cura «elementos de prueba suficientes» sobre la condición sexual del sospechoso.
Este periódico intentó ponerse en contacto con los obispados de Jaén y Alcalá de Henares para permitirles ofrecer su versión sin obtener ninguna respuesta por su parte.
El Obispado de Cádiz y Ceuta prohibió a Álex ser padrino de su sobrino la semana pasada, pero él no piensa quedarse parado. «Estoy planificando la demanda por humillación y discriminación. Me sentó como una patada en el estómago, soy muy creyente y para mí es muy importante», explica el gaditano.
La socialista Carla Antonelli, asegura que «según la reforma del nuevo Código Penal se ha incurrido en un delito de odio que conlleva penas de prisión de hasta dos años, tipificado en el artículo 510, donde por primera vez se especifica la identidad sexual como un criterio».
El pasado lunes ya tuvo la primera respuesta por parte del órgano religioso, que negó que haya sido un caso de «discriminación», sino que «hay personas cuyo estilo de vida es incongruente con la vida cristiana».
«Dicen que somos unos viciosos, que tenemos un comportamiento inadecuado. Sus pederastas contra los que no actúan con firmeza sí que son inadecuados. Me han llegado incluso a ofrecer el perdón por ser transexual. Como si estuviéramos pecando o enfermos de algo contagioso», denuncia Álex.
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Boletín Oficial Eclesiástico de la Diócesis de Jaén, abril-mayo-nunio de 2008