La joven de 22 años murió hace un año tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.
Las fuerzas de seguridad iraníes han detenido este sábado temporalmente al padre de Mahsa Amini para advertirle de que no conmemore el primer aniversario de la muerte de su hija, quien murió hace un año tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.
«Amjad Amini fue detenido esta mañana por las represivas fuerzas cuando salía de su cada en Saqez y regresó a su casa horas después«, ha informado la ONG con sede en Oslo Iran Human Rights.
La organización opositora al régimen de Teherán ha afirmado que la casa de la familia de la joven de 22 años se «encuentra rodeada de fuerzas militares» en el Kurdistán iraní para evitar que lleven a cabo una ceremonia religiosa para conmemorar su muerte.
La fuerzas de seguridad iraníes han impuesto además fuerte restricciones en el cementerio Aichi, donde está enterrada Amini, donde comenzaron las protestas un día después de su muerte el 16 de septiembre de 2022, según Iran Human Rights.
La también ONG opositora Hengaw ha confirmado la detención de Amjad y las medidas de seguridad en el cementerio.
La muerte de Amini provocó fuertes protestas al grito de «mujer, vida, libertad» que durante meses pidieron el fin de la República Islámica y que se apagaron tras una represión que causó 500 muertos, miles de detenidos y en las que fueron ejecutados siete manifestantes, uno de ellos en público.
En las últimas semanas las autoridades iraníes han intensificado las advertencias y las medidas represivas para tratar de evitar que el aniversario de la muerte de la joven de 22 años provoque nuevas manifestaciones con más reclamaciones de libertades.
Docenas de familiares de fallecidos en las manifestaciones han sufrido detenciones arbitrarias, restricciones a la celebración de reuniones pacíficas en los lugares donde se encuentran las tumbas y la destrucción de lápidas, ha denunciado Amnistía Internacional.
El caso más sonado es el del tío de Amini, Safa Aeli, quien fue arrestado la semana pasada en su casa de Saqez, en el Kurdistan iraní, y cuyo paradero se desconoce, según han denunciado los activistas.