La acción, organizada por la plataforma Citizen Go, consistió en un autobús con matrícula española que mostraba en su carrocería el mensaje «Basta de ataques a los cristianos».
Siete personas que se identificaron como «cristianos españoles» fueron detenidas este lunes en París,en el marco de una operación de protesta contra una escena polémica de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. La Fiscalía de París ha informado este martes que decidió poner fin al arresto y archivar el procedimiento al considerar que había irregularidades.
En concreto, la presentación ante un responsable de la Policía judicial se realizó demasiado tarde y no se había indicado con exactitud el motivo de los arrestos. La acción, organizada por la plataforma Citizen Go, consistió en un autobús con matrícula española que mostraba en su carrocería el mensaje «Stop attacks on Christians» (basta de ataques a los cristianos), y que estuvo circulando por las calles de París, según ha informado Le Parisien este martes.
Ese mensaje iba acompañado de los aros olímpicos, sobre los cuales había una cruz, y de un montaje fotográfico que mostraba en paralelo la imagen de La última cena de Leonardo da Vinci y la polémica escena de la ceremonia de los JJOO, interpretada por artistas trans.
Ataques por parte de la extrema derecha
La Policía interceptó el autobús cerca del Arco de Triunfo, donde el chófer fue sometido a un control que confirmó que toda la documentación del vehículo estaba en regla. Según el relato de la Fiscalía, a solicitud de los policías, se presentaron otras seis personas que afirmaron ser miembros de Citizen Go y que se declararon responsables del estampado con los mensajes políticos. Los seis fueron llevados a comisaría, donde quedaron bajo arresto, según indicó Le Parisien.
En Francia, participar en una manifestación no declarada conlleva una multa. Organizar una manifestación sin notificar a las autoridades puede resultar en una condena de hasta seis meses de prisión y una multa de 7.500 euros.
La escena que supuestamente parodiaba la última cena de Jesucristo (aunque el director artístico, Thomas Jolly, ha negado cualquier referencia) ha recibido críticas, aunque moderadas, por parte de la Conferencia Episcopal francesa. Los reproches han sido mucho más intensos por parte de la extrema derecha, tanto en Francia como en el extranjero. Además, ha habido una avalancha de ataques en las redes sociales contra Jolly y varios de los actores de la escena, incluyendo amenazas de muerte que han llevado a la Fiscalía de París a abrir una investigación judicial.