Al menos 29 mujeres han sido detenidas por las fuerzas de seguridad iranís por sumarse a la ola de protestas contra la obligatoriedad de utilizar el hiyab, una prenda musulmana que cubre parcialmente la cabeza, según ha informado la agencia de noticias Tasnim.
Las redes sociales han servido de altavoz para este movimiento y se han difundido numerosas imágenes de mujeres con el pelo al descubierto. “Estamos luchando contra el símbolo más visible de la represión”, ha argumentado Masih Alineyad, que gestiona desde Nueva York la web My Stealthy Freedom (‘Mi libertad furtiva’), en la que se publican este tipo de imágenes.
La estricta ley islámica que Irán aplica desde la revolución de 1979 obliga a las mujeres a cubrir su pelo con un hiyab y a vestir ropa larga y holgada. De lo contrario, se arriesgan a amonestaciones, multas e incluso arrestos.
Las mujeres, sin embargo, han comenzado a “decir basta”, en palabras de Alineyad, cuya web también cuenta con perfiles en Facebook y Twitter. “Es el siglo XXI y queremos ser nosotras mismas”, ha añadido la activista en declaraciones a Thomson Reuters Foundation.
En este sentido, ha asegurado que las mujeres que han decidido dar un paso al frente “no están luchando contra una prenda de ropa, sino contra la ideología detrás de la obligatoriedad de llevar hiyab”. Para Alineyad, el movimiento es “la verdadera cara del feminismo” en Irán.
El punto de inflexión en estas reivindicaciones tuvo lugar en diciembre, a raíz de la difusión de vídeos y fotografías de una mujer que ondeaba al viento un pañuelo blanco. Alineyad ha confirmado que la mujer fue detenida, aunque la abogada de derechos humanos Nasrin Sotoudeh ha confirmado su liberación.
El gesto de esta activista se hizo público un día antes de que comenzasen las protestas en varias ciudades de Irán contra el Gobierno y, aunque estas movilizaciones han terminado, las de las mujeres han seguido. Alineyad ha instado a todas las mujeres que quieran sumarse a esta ola a compartir las imágenes en redes sociales con la etiqueta de #whitewednesdays.
“Tengo mucha esperanza. La desobediencia civil es el primer paso para lograr la victoria”, ha proclamado la activista, que vive en un exilio autoimpuesto desde el 2009 pero sigue implicada con la lucha social en su país. A raíz de la última campaña feminista, ha recibido amenazas de muerte.