La Justicia francesa dio la razón a un hospital que había despedido a un médico egipcio en prácticas que se negó a recortarse la barba, que el establecimiento consideró una “manifestación ostentatoria de pertenencia religiosa”.
En su decisión, el tribunal administrativo de apelación de Versalles, al suroeste de París, consideró que aunque el hecho de llevar una barba “incluso larga” no constituiría “por sí solo” un signo de pertenencia religiosa, las “circunstancias” daban la razón al hospital.
Los hechos se remontan a finales de 2013. El médico, quien ahora tiene 35 años, efectuaba una rotación de especialización de un año en cirugía visceral en el hospital de Saint-Denis, al norte de París, en el marco de un convenio con el National Liver Institute de la universidad egipcia de Menufia.
Allí se presentó “con la cara cubierta por una barba particularmente imponente” y fue convocado varias veces por la dirección, que le pidió que se la recortara, pues “los miembros del personal la percibían como un signo de pertenencia religiosa”.
El hombre “se limitó a invocar el respeto de su vida privada, sin negar, no obstante, que su apariencia iba encaminada a manifestar ostensiblemente un compromiso religioso”.
“En esas condiciones”, el tribunal consideró que estaba faltando a sus obligaciones de respeto a la laicidad y al principio de neutralidad del servicio público, pese a que el hecho de llevar barba “no vaya acompañado de ningún acto de proselitismo”.
“Puesto que no dice explícitamente ‘no, eso no es religioso’, es religioso”, denunció ante la AFP Nawel Gafsia, abogada de la defensa, que prevé recurrir al Consejo de Estado, la más alta instancia jurídica administrativa francesa.
“Estamos debatiendo los centímetros de los pelos del mentón de la gente para saber si se está atentando contra la laicidad”, lamentó.
El principio de la laicidad en Francia está establecido desde 1905 por una ley de separación de Iglesia y Estado. Así, el uso del velo o de otros símbolos religiosos está estrictamente prohibido en las escuelas.