La Policía Nacional ha desarticulado una organización criminal, integrada por ciudadanos nigerianos, dedicada a la explotación sexual de mujeres y a cometer sustracciones en zonas de ocio de Palma de Mallorca. El medio empleado por los responsables de la organización para someter a sus víctimas, además de agresiones físicas y amenazas a ellas y a sus familiares, era la realización de rituales de yuyu-vudú, con los que obtenían su plena obediencia.
Dos mujeres han sido liberadas y 30 personas han resultado detenidas durante el operativo. Además, en los registros efectuados en Palma de Mallorca y en Sevilla se han intervenido 300 teléfonos móviles, 12 ordenadores portátiles, 4 tablets, 27 reproductores de DVD, 154 relojes y 1.150€ en efectivo.
Las investigaciones se iniciaron en abril de este año cuando los agentes observaron un incremento de robos y hurtos sufridos por turistas en las zonas de ocio de Palma. Las víctimas de las sustracciones manifestaron que mujeres nigerianas se les acercaban ofertando servicios sexuales, provocaban el contacto físico abalanzándose sobre ellos y les sustraían teléfonos móviles, relojes o las joyas que llevaran en ese momento.
Estos objetos eran escondidos inicialmente entre la vegetación y recuperados horas después por las responsables de las sustracciones. Las acciones normalmente no eran violentas pero, en caso de considerarlo necesario, recurrían a ella. En alguna ocasión emplearon incluso una pistola de descargas eléctricas.
Robos y explotación sexual
Tras llevar a cabo las primeras indagaciones, los agentes observaron que estas mujeres actuaban de forma coordinada. Comprobaron también que se trataba de un grupo bastante amplio de personas y que además presentaba un marcado carácter jerárquico. También se evidenció que su actividad iba más allá de los robos en zonas de ocio de Palma, sumando a esta actividad delictiva la explotación sexual de mujeres. Las responsables de ejercer el control sobre las jóvenes víctimas se ocupaban también de repartir las ganancias y de la venta a intermediarios de los efectos sustraídos, especialmente las joyas.
Sometían su voluntad con ritos de yuyu-vudú para evitar una huída
Las líderes del entramado ejercían un estricto control sobre las mujeres a las que exigían abonar una elevada deuda en concepto de gastos de viaje desde Nigeria, que les era imposible saldar. Las jóvenes eran víctimas de agresiones y amenazas, extensibles en algunos casos a sus familiares, y sometían su voluntad mediante ritos de yuyu-vudú para evitar una posible huída.
Una parte de los objetos robados eran vendidos en establecimientos comerciales de Palma de Mallorca. El resto, los de mayor valor, los almacenaban en una vivienda propiedad de la máxima responsable de la organización ubicada en la localidad sevillana de Bormujos, a la espera de exportarlos a Nigeria.ía Nacional.