El ministerio de Defensa desconoce por completo la religión que profesan sus militares, incluso si estos lo hacen con alguna. Así de tajante ha respondido el Portal de Transparencia a la pregunta realizada sobre el número de militares musulmanes dentro de las Fuerzas Armadas.
Según el Ministerio de Defensa, “en cumplimiento con la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, no solicita en ningún registro la información de carácter religiosa, por lo que no se puede otorgar información en ninguna de las dos peticiones de información”.
Sorprende por múltiples motivos que el ministerio de Defensa desconozca el número de militares religiosos y la fe que estos procesan. Más si cabe que dicho desconocimiento se deba a la ley de Protección de Datos, cuando esta no impide la realización de estudios sociológicos basados en encuestas y otras herramientas no lesivas con la misma.
Decenas de millones de euros gastados en atención católica
La mencionada respuesta contrasta con los varios millones de euros invertidos por el ministerio de Defensa en la Iglesia Católica. De hecho, solo en los últimos dos años se gastaron un total de 7 millones de euros (en el año 2016 fueron 3 millones de euros y en el año 2017 se contabilizaron más de 4 millones de euros). De esa millonaria aportación, una parte sirvió para sufragar el salario de más de 80 sacerdotes católicos.
Otro gasto, no menos oneroso, es el dedicado a las peregrinaciones militares. El vídeo conocido en las redes como ‘la conga’, en el que podía verse a varios militares y guardias civiles bailando alegremente y haciendo el ‘trenecito’, destapó un gasto anual de unos 73.000 euros para que nuestros militares acudan cada año a Lourdes. Y no precisamente a pedir un milagro.
A ello habría que sumar el coste en dietas y otros conceptos que se derivan de la participación de nuestros militares en más de 200 actos religiosos solo durante la Semana Santa. Sin olvidar que existen otros actos que, sin tener coste económico, como la bandera a media asta por la muerte de Cristo o el canto a la muerte de la exministra de Defensa María Dolores de Cospedal, son actos marcadamente católicos. Todo ello en un supuesto estado aconfesional.
Sin embargo, después de contabilizar varios millones de euros de gasto en actividades religiosas católicas de distinta índole y gusto, resulta que Defensa admite que desconoce la religión que sus militares profesan. Lo que lleva a cuestionar, obviamente, el criterio seguidos por Defensa para realizar tal gasto. A tenor de lo expuesto no queda muy claro el motivo por el que Defensa invierte millones de euros en atención religiosa católica mientras rechaza sistemáticamente las solicitudes de otras Iglesias.
Se desconoce el número de militares musulmanes
En segundo lugar, y no menos importante, sabido es por todos que tanto Ceuta como Melilla cuentan con un gran porcentaje de población musulmana. Lo que requeriría de un estudio serio y pormenorizado con el fin de conocer con exactitud sus destinos y emplazamientos. No tanto por una cuestión de seguridad, ni mucho menos, pues los militares musulmanes no han resultado en absoluto problemáticos en las Fuerzas Armadas, pero existen problemas que han quedado sin detectar. Por ejemplo, casi no hay suboficiales y oficiales musulmanes en comparación con el número de militares de tropa de esta religión. ¿Racismo, miedo?
Si se desconoce el número de uniformados musulmanes, se desconoce, por tanto, la rama religiosa que estos profesan, lo que impide también constatar la posible radicalización de los mismos. ¿Acaso las investigaciones e informes de los servicios de inteligencia se realizan a ‘ojo de buen cubero’ en lugar de basarse en estudios sociológicos anuales?
Separación entre Estado e Iglesia
Las mencionadas relaciones entre el Estado y la Iglesia son marcadamente contrarias a la modernidad de un estado, motivo por el que las mismas deben de ser eliminadas a la mayor brevedad posible. De la misma manera, Defensa debe subsanar inmediatamente su —oficialmente admitido— desconocimiento sobre sus militares.
No sólo debe conocer de cuestiones religiosas sino de otras variables no menos importantes como las culturales, ideológicas, intelectuales, etc. No hace falta que ello quede marcado en más de 120.000 estudios individuales con nombre y apellidos que vulnere la Ley Protección de Datos y convierta esas fichas en material equiparable al elaborado en las peores dictaduras. Basta con tener un poco de sentido común y elaborar un estudio sociológico anual por ese método tan innovador como desconocido para Defensa: encuestas anónimas.
En definitiva, menos millones para la Iglesia y más conocimiento de los trabajadores.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra y autor de ‘El libro negro del Ejército español’.