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Declaración final del Foro Espacio de Libertad

Organizado por la Fundación Ferrer i Guardia en Barcelona los días 5 al 7 de noviembre

El Foro Espacio de Libertad, organizado por la Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia y el Moviment Laic i Progressista, ha reunido en Barcelona, del 5 al 7 de noviembre, a 300 participantes procedentes, en gran medida, del tejido asociativo del conjunto de España y del resto de  países asistentes, entre los que destacan especialmente Colombia, Marruecos, Bélgica y Francia.

La dimensión internacional del encuentro ha querido poner de relieve el significado universal y universalista del principio de laicidad, entendido como el elemento dinamizador de la arquitectura espiritual de una sociedad democràtica y abierta.

La coincidencia con los fastos ligados a la dedicación de una basílica católica en la Ciudad ha reflejado la normalidad democrática y un claro mensaje de reprobación a quienes han sobrevalorado el acontecimiento. Concebido como la suma de numerosos talleres, el Foro ha permitido constatar la necesidad de mantener una tensión militante a favor de la libertad de conciencia, y ha concluido con la lectura de un texto nacido de diversas aportaciones y refrendado por consenso.

DECLARACIÓN DEL FORO DE BARCELONA “ESPACIO DE LIBERTAD”, 7 DE NOVIEMBRE DE 2010

La humanidad es diversa y esta pluralidad, que no puede ser obviada, la enriquece con multiples  perspectivas éticas. No existen ni condena eterna ni fatalismo que nos impidan ampliar los horizontes y las posibilidades de desarrollar una espiritualidad sincera. No hay ningún motivo para renunciar al deseo de que cada ser humano construya su propio camino hacia la felicidad.

La laicidad es una dimensión más del viejo proyecto emancipador que nace con la ilustración, vinculado a otros esfuerzos por romper las cadenas de la arbitrariedad y la superstición. La laicidad está impregnada por las luchas por la dignidad humana, como han sido la lucha por los derechos humanos, la jusdticia social, la emancipación feminista, el antiracismo, la escuela pública, lpor las libertades sexuales y reproductivas, la libertad de investigación científica, etc.

En la medida que la realidad social en España ha evolucionado en los últimos años hacia una mayor secularización, libertad de consciencias y pluralismo, también se ha fortalecido el tejido asociativo laico. Hoy estamos consolidando espacios de coordinación que expresan este cambio social y al tiempo, liderando los esfuerzos por construir una sociedad y unas instituciones laicas. Los trabajos de reflexión han servido para que estemos en condiciones de trazar objetivos concretos.

El combate laico, que adopta distintas formas y con distintas intensidades en cada país, responde a una misma lucha por la libertad de conciencia y la dignidad humana. Nos comprometemos a intensificar la cooperación entre nuestras organizaciones para reforzar el movimiento laico internacional.

Asistimos a un incremento de conflictos con un trasfondo religiosos y a un rearme intelectual de las tesis mas beligerantes e integristas sobre la posibilidad de convivencia entre personas con distintas opciones vitales. Hay un intento deliberado de incitar al odio, para provocar choques violentos y presentar la covivencia pacífica como un imposible. No participamos de esta visión fatalista y contribuiremos a hacer pedagogía de la convivencia fraternal en libertad.

Los líderes religiosos prestan las religiones como peones en la lucha por el dominio del mundo. Esto es especialmente grave en el espacio mediterráneo, una vez más convulso por disputas políticas y territoriales en las que la cuestión religiosa actua de catalizador de los conflictos violentos y de la intolerancia. También en América Latina, distintas iglesias compiten por la hegemonía asfixiando el espacio público e impediendo el ejercicio de la libertad de conciencia. Recientemente, el debate sobre la unidad de Europa se ha teñido de clericalismo en un claro intento de separar al continente del resto del mundo y dividir a la ciudadanía en función de su origen y su opción de conciencia.

Ante los constantes ataques de las jerarquias eclesiasticas a la legitimidad de las instituciones democráticas y a la misma idea de democracia, reafirmamos desde una perspectiva humanista y abierta, que es la libertad de consciencia y la no sumisión al dogmatismo la base ética para la construcción de sociedades abiertas, que articulan su convivencia sobre aquellos valores republicanos que nos unen fraternalmente haciendo de la laicidad la arquitectura espiritual de nuestras ciudades.

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