El alcalde de Sevilla acudirá a la JMJ pagándose el AVE y las comidas, pero alojándose con cargo al presupuesto
No es exactamente una visita privada, ni tiene del todo el formato de una visita institucional. Si se cumple la agenda prevista por el propio Ayuntamiento de Sevilla, el alcalde, Juan Ignacio Zoido (PP), llegará este miércoles a Madrid en cabeza de la delegación local que asiste a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y asistirá al último día del triduo de la Virgen de Regla en la Iglesia de la Virgen del Carmen y San Luis Obispo.
El viaje es controvertido. Ante las críticas de la oposición por la asistencia de Zoido a un acto religioso en calidad de alcalde, el Ayuntamiento argumenta que la visita, que se prolongará hasta el sábado, sólo costará a las arcas municipales 450 euros: 150 euros de alojamiento en un hotel NH (50 por noche) para el alcalde, otros 150 para el delegado de Turismo y otros 150 para el gerente de Turismo. ¿Y el resto de los gastos?
Según el Ayuntamiento, que justifica la visita en el marco de una campaña de promoción de Sevilla entre los peregrinos y anticipa también reuniones de Zoido para tratar del mundial de baloncesto de 2014, no habrá dinero público ni para billetes de AVE, ni para comidas, ni para desplazamientos. Es más, dos miembros del gabinete de comunicación y el director de Fiestas Mayores se pagarán el hotel de su propio bolsillo.
El PSOE ha criticado la fórmula porque "si la visita es privada no se entiende por qué tiene que pagar el Ayuntamiento una cantidad", pero "si el objetivo es institucional no es creíble ni aceptable que la delegación municipal que va a presentar una campaña turística en Madrid no lleve dinero ni para taxis".
"Canta demasiado"
"Estaría en su derecho de hacerlo [acudir a la visita del papa] a título individual, pero nunca en representación de las funciones públicas", afirmó este martes en su blog el portavoz de IU en el Ayuntamiento, Antonio Rodrigo Torrijos.
"Lo de ir a Madrid a participar en un encuentro religioso en nombre de Sevilla canta ya demasiado y se antoja difícil de defender en un Estado democrático y aconfesional", añade Torrijos.