El laicismo no se respeta, la moral del Estado es el cumplimiento de la ley, no las visiones moralinas.
En días pasados AMLO dio a conocer un documento del cual el Estado va a reproducir 8 millones de copias, cuyo contenido es una Guía Ética para la transformación del país. Es un documento en el cual el Estado trata de regir los valores que debe seguir la sociedad. Los criminales y corruptos pueden redimirse, la competitividad, la rentabilidad, la productividad y el éxito personal se oponen a los valores de la fraternidad y los intereses colectivos.
La economía debe satisfacer las necesidades de la gente y la riqueza está mal distribuida. Habla de una familia que comparta deberes domésticos y que se trate con respeto. Afirma que el pueblo manda y puede quitar a sus gobernantes. Las leyes y la justicia son el medio contra la violencia. Defender la verdad y atenuar las desventajas es la causa del Primero los Pobres, dice quien perdona se deshace del rencor, hay que ser agradecido, no sufrir, ser amoroso, el estado es garante de tu libertad, el laicismo garantiza el respeto a lo diverso, y no pierde tu dignidad. En resumen, una colección de buenos consejos que el propio AMLO no sigue.
Ha vulnerado la libertad de expresión, amedrentado periodistas, ha liberado a Ovidio Guzmán y saludado con afecto a su abuela, supongo estarán redimidos. La riqueza no está solo mal repartida, sino que la pobreza aumenta en 12 millones de personas. La economía ya no se rige por leyes de mercado, productividad, competitividad, sino por un principio de fraternidad. Pero no aplica a la ayuda a micro y medianas empresas en el COVID, no hay nada, sus 10 mil pesos ni siquiera tuvieron demanda. El laicismo no se respeta, la moral del Estado es el cumplimiento de la ley, no las visiones moralinas.
Dice el pueblo quita, pero si Frena se lo pide, los sataniza, los amenaza, les envía provocadores, les impide manifestarse. El no perdona, sigue ahí el rencor contra el pasado, contra Calderón, contra los ex presidentes, contra los fifi, contra activistas de derechos humanos. Dónde quedó su ser amoroso, si no tiene la mínima simpatía por los enfermos de cáncer, ni de COVID 19, ni una visita a médicos o enfermeras, a sus paisanos los ve desde el aire y baja para decirles todo estará bien.
Pero al grupo que más invisibiliza es al de las mujeres. Criminaliza a las feministas, las critica por pintas y no reconoce sus razones. Clausura estancias infantiles, reduce los refugios, dice que los feminicidios no existen y ya van más de 3,800 este año. #Niunamás le piden, y él invisibiliza todas las formas de violencia contra las mujeres, la intrafamiliar, la psicológica, la sexual, la patrimonial, la física, y empodera a los agresores.
Estamos ante una emergencia nacional en la cual las mujeres son asesinadas, violentadas, ignoradas, maltratadas, explotadas, minusvaluadas, con la mayor impunidad. Las mujeres no luchamos contra los hombres, los necesitamos como aliados para lograr la igualdad plena, el goce de nuestros derechos humanos depende de que juntos logremos el respeto a los Derechos Humanos tutelados por el Estado. Esa es la verdadera moral pública que exigimos de nuestros gobiernos.
Lo presupuestos dedicados a las mujeres en el PEF son mínimos. El recorte de 70% a Inmujeres fue bestial, lo paralizó. Cierto que hemos tenido avances, logramos la paridad en todo como principio constitucional, se legisló para combatir la violencia política de género que evite impunidad en las próximas elecciones. Se reformaron 86 leyes secundarias para introducir este principio que promueve la igualdad, base de la democracia.
Y en estas Reformas no fuimos obstaculizadas por el Ejecutivo. Quizá cuando el INE emitió el lineamiento de paridad en candidaturas a Gubernaturas fue cuando se llamó a sorpresa y hoy se ejerce una gran presión sobre el TEPJF y la SCJN. Pero las bases jurídicas son sólidas. Lograr el 3de3 fue otro avance para que agresores de mujeres no puedan ocupar candidaturas.
Quienes buscan polarizar la lucha de las mujeres hacen falsas llamadas. Queremos alianzas y avances en políticas públicas con perspectiva de género. Somos agredidas en toda nuestra vida, desde niñas hasta ancianas, con diferentes tipos de violencia. Su Guía Ética no menciona las agresiones a las mujeres y lo que no se nombra, no existe. No somos grupo minoritario, pero sí vulnerable ante el patriarcado de siglos, somos más las mujeres en pobreza que los hombres. Hoy queremos que se respeten nuestros DDHH, nuestra dignidad. No queremos asistencialismo, queremos igualdad sustantiva, no falsas redenciones. Muy simple: vivir sin miedo.
Rosario Guerra