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De lo divino a lo profano: evangélicos en campaña por alcaldías en Brasil

En las dos mayores ciudades brasileñas hay candidatos competitivos a las alcaldías vinculados a las iglesias evangélicas, un reflejo de la fuerza que ha adquirido este grupo conservador a medida que la izquierda retrocede.

En Rio de Janeiro el senador y obispo Marcelo Crivella lidera las encuestas de intención de voto para las municipales de este domingo en representación del Partido Republicano Brasileño (PRB), considerado el brazo político de la neopentecostal Iglesia Universal del Reino de Dios.

Fundada en 1977 por el polémico obispo Edir Macedo, que además es dueño de la segunda cadena de televisión de Brasil, Record, la «Universal» es una de las denominaciones religiosas que más candidatos lleva a estos comicios junto a la Asamblea de Dios, otra popular iglesia evangélica.

En Sao Paulo, el mayor municipio del país, el diputado Celso Russomanno marcha en segundo lugar, por lo que tendría opción a disputar el balotaje el 30 de octubre. Ya en 2012 compitió por la alcaldía, que finalmente quedó en manos de Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda).

Aunque es católico y ha contado que de niño fue monaguillo, Russomanno también es del PRB, que está muy enfocado en ampliar su participación en las cámaras de concejales que también eligen miembros este domingo.

«Es una consecuencia del crecimiento de los evangélicos en Brasil, que conlleva una mayor representación política. En el Congreso, por ejemplo, la bancada evangélica es una de las que más crece», comenta a la AFP el sociólogo Mauro Paulino, director de la encuestadora Datafolha.

«Eso además se combina con un momento más conservador en el país y con una ola de negación de la política tradicional. Un tercio de los electores brasileños declara no tener simpatía por ningún partido político, un récord en el período democrático», añade.

«Estoy conquistando votos y almas para usted», escribe una partidaria en la página de Facebook de Crivella, que tiene casi dos millones de adherentes. «Gracias a Dios vamos a tenerlo como alcalde», escribe otra.

El PRB eligió 54 alcaldes en las primeras elecciones municipales en las que participó, en 2008. Cuatro años más tarde eligió a 78 y para las de este año lleva 434 candidatos, según el sitio web de la autoridad electoral de Brasil.

«Pero nuestro foco sobre todo es la elección de concejales. Hoy es sabido que el segmento de la población evangélica es grande y podemos tener más representación», explica a la AFP el diputado del PRB y pastor Joao Campos de Araujo, líder de la bancada evangélica del Congreso en Brasilia.

«Y eso es bueno porque tendremos gente nuestra para debatir grandes temas nacionales como por ejemplo el aborto, la defensa de la vida y de la familia tradicional», añade.

«Somos evangélicos, pero también somos ciudadanos», explica.

La poderosa bancada evangélica del Congreso federal apoyó en masa el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff en abril pasado, cuando el proceso pasó por la Cámara.

Al abrir la sesión, el entonces presidente de los diputados y también evangélico Eduardo Cunha – hoy caído en desgracia por casos de corrupción – declaró: «Que Dios tenga misericordia de esta nación».

En Brasil hay 123,3 millones de católicos, un 64% de su población, de acuerdo al censo de 2010, contra 91,8% en 1970. Pero los evangélicos, que al contrario de los católicos han aumentado, ya representan un 22% con 42,3 millones de personas.

Un conteo de la revista Veja señala que en las capitales de los estados brasileños unos 250 candidatos a alcalde, vicealcalde y concejales incluyen en su material de propaganda un dato fundamental: la posición jerárquica en sus iglesias evangélicas como obispos, pastores o misioneros, entre otros.

Según las encuestas, tanto Russomanno como Crivella tienen mayor apoyo entre electores de menor escolaridad y menos ingresos, algo fácil de entender si se considera la constante presencia de estas iglesias en cada calle de las periferias y favelas brasileñas, donde a menudo la política tradicional y el Estado están ausentes.

Por su parte, el PT eligió 635 y luego 558 ediles en las últimas dos municipales, mostrando que ha perdido fuerza en estos años en los que ha sido golpeado por escándalos de corrupción y por el juicio político que acabó en agosto con su cuarto gobierno consecutivo.

«Hay más conciencia del voto entre los electores, que ya no quieren que personas deshonestas sigan ocupando espacios importantes», asegura el diputado Campos Araujo.

De cualquier manera, la corrupción y los problemas con la justicia son endémicos en Brasil y salpican a todo el espectro político. Tanto Crivella como Russomanno han tenido sus propias controversias judiciales y en el Congreso la situación es similar.

«Hay cansancio y crisis de representación en general, pero el retroceso del PT lleva a los electores a buscar alternativas», señala Paulino.

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