En los últimos meses aumenta la suspicacia, a veces incluso la intolerancia, hacia otras etnias o religiones.
En los últimos meses aumenta la suspicacia, a veces incluso la intolerancia, hacia otras etnias o religiones. En Catalunya hemos visto una versión light con el intento del alcalde de Vic (rectificado) de negar el censo a los sin papeles. También en una extraña campaña contra un burka casi inexistente.
En otros países hay iniciativas que alarman. En la Italia de Silvio Berlusconi, y en Francia, donde Nicolas Sarkozy, con apoyo bajo mínimos (ver la sensacional portada de The Economist), quiere recuperar popularidad (con escaso éxito) expulsando gitanos rumanos y quitando la nacionalidad a los franceses «recientes» que atenten contra la policía. Sarkozy vuelve al 2006, cuando ganó las presidenciales captando parte del voto del Frente Nacional. Y un consejero del Bundesbank, economista y socialdemócrata, ha sido forzado a dimitir tras publicar un libro (de éxito) sosteniendo que Alemania está en decadencia por el excesivo número de musulmanes con poca capacidad intelectual.
En Estados Unidos el sentimiento antiislamista ha sido la gran noticia de la semana. El Tea Party (y el propio partido republicano) excitan esta fibra para debilitar a Barack Obama (un 18% de americanos cree que es musulmán). Y ahora el proyecto de construir una mezquita en la zona cero ha generado una gran polémica. Obama -y Michael Bloomberg, el alcalde republicano de Nueva York- avalan la idea en base a la libertad de culto.
Pero América está confusa y dividida. Un 62% (contra un 35%) cree que los musulmanes deben tener total libertad religiosa, pero un 51% (contra un 34%) están contra esta mezquita. Y un 38% (contra un 30%) tienen mala opinión del Islam aunque un 42% (contra un 35%) no creen que los musulmanes sean mas violentos. Y al final ha surgido la extravagante idea de un oscuro pastor protestante de Florida, Terry Jones, de quemar el Corán para conmemorar el 11-S.
La iniciativa ha alarmado porque refleja intolerancia y por las posibles consecuencias para la seguridad de las tropas americanas en Oriente Próximo. Y Obama, citando a George Bush, ha advertido: «Estamos en guerra con los terroristas, no con el Islam».
En este clima hay que destacar las palabras de Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Milán – antigua sede de los cardenales Montini (Pablo VI) y Martini (por desgracia no ha sido Papa)- pidiendo que se garantice el derecho de culto y la libertad religiosa y afirmando que todos tienen derecho a practicar su fe. Para el prelado, la ausencia de una mezquita en Milán, con una comunidad mulsumana de 100.000 personas, es un problema grave a resolver. Querría saber la opinión del cardenal de Barcelona. Y de Antonio María Rouco Varela.