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¿Cuál es el miedo por la adopción gay?

Homosexuales que viven juntos y han adoptado y criado niños dicen que no es nada nuevo.

Gran parte de la sociedad colombiana está conmocionada porque la noche del pasado miércoles la Corte Constitucional, en un fallo sin precedentes, estableció que cualquier persona, sin importar que sea homosexual, puede ser escogida como madre o padre adoptivo de los menores que han sido entregados al Bienestar Familiar por parte de sus progenitores.

La decisión fue calificada como histórico por las diversas asociaciones que abogan por los derechos de la comunidad Lgtbi, que agrupa a lesbianas, gais, bisexuales, intersexuales y personas transgénero. Pero asimismo generó un duro rechazo en los sectores conservadores, y no tan conservadores, cuyos representantes ya empezaron a buscar mecanismos para ‘tumbar’ la decisión de los magistrados.

En Barranquilla, y seguramente en el resto de Colombia, desde hace muchos años han existido parejas homosexuales que conviven, y por circunstancias de la vida han adoptado y criado a niños. Tal vez el caso más emblemático, por el calibre de sus protagonistas, es el de Jairo Polo y Fabián Gómez, la primera pareja gay que se casó en Barranquilla, en mayo de 2008.

Jairo y Fabián viven en una bella casa del barrio Los Nogales, en el norte de Barranquilla, son pareja desde hace más de 20 años y se codean con empresarios, políticos y gente de la farándula. Actualmente, entre otras actividades, se encargan de organizar el Carnaval Gay de Barranquilla, evento al que le han dado brillo y un giro positivo.

En los 80 Jairo vivía en Bogotá y manejaba una casa de citas de alto nivel. Un día una de sus amigas le confesó un drama familiar: su hermano, de 15 años, había tenido relaciones con una prima de 13 y la había embarazado. El papá de la jovencita era médico y se debatía entre usar su ciencia para interrumpir el embarazo de su propia hija, o mover sus contactos y regalar al bebé cuando naciera.

Eligió la segunda y la persona escogida como ‘madre sustituta’ fue Jairo, quien recibió al bebé “como un regalo de Dios”, dejo la casa de citas y se regresó para Barranquilla con su hijo. Al tiempo se conoció con Fabián en Santa Marta, salieron, se enamoraron y se fueron a vivir juntos, como cualquier pareja. Unos años más tarde, en circunstancias similares, la pareja gay adoptó a una niña.

Así, los cuatro, sin ocultarse nunca de la sociedad y sin dejar de ser gente bien, establecieron una familia. Desde entonces y hasta la fecha nunca han tenido ningún problema con las autoridades, llámese Bienestar Familiar, Policía o Fiscalía y los ‘niños’, que hoy en día son personas hechas y derechas, solo llevan el apellido de Jairo.

El hijo es un pastor

Sonara , pero Samir Polo, el hijo de Jairo y Fabián está a punto de convertirse en pastor evangélico y nunca se ha apartado de su familia, ni ha renegado de sus papas; al contrario, una vez, en un almuerzo familiar, le confesó a Jairo, quien lleva el rol femenino en la casa, como él mismo reconoce y le gusta aclarar, que cuando Dios lo llamara a su presencia le iba a dar las gracias por el hogar que le dio y que si volviera a nacer quisiera tenerlos otra vez como su familia.

La hija de Jairo y Fabián, Alexis Tatiana Polo, fue reina en cuatro reinados, incluyendo el Carnaval de la 44, y estudió comunicación social. Actualmente está casada y tiene tres hijos que son los nietos consentidos de sus abuelos. El muchacho, Samir, es administrador de empresas y pronto se va a casar.

Toda la familia Polo – Gómez mantiene una buena relación, que fue confirmada por este medio con personas que los conocen desde hace muchos años.

La conclusión más obvia al escucharlos y pasar un rato con ellos es que ninguno de los ‘pelaos’ que criaron les salió homosexual, y si esa hubiera sido su elección seguramente tendría el respaldo de sus papas.

“Que seamos una pareja gay no significa que íbamos a faltarles el respeto a nuestros hijos, ni que seamos promiscuos, ni que les íbamos mostrar o inculcarles una sexualidad desaforada. Nosotros les inculcamos valores, buena crianza, fuimos estrictos y respetuosos con ellos y estamos orgullosos de lo que son hoy en día”, sostiene Jairo.

Jairo y Fabían apoyan la adopción por parte de parejas homosexuales y piensan que la sociedad está desvirtuando el fallo de la Corte Constitucional. “No significa que a cada pareja homosexual que llegue el Bienestar Familiar le van a entregar un niño; es obvio que tendrán que pasar por una serie de controles y procesos para garantizar que son idóneos para semejante responsabilidad”, sostiene Fabián.

La ‘fábrica de gais’

Uno de los argumentos fuertes de los contradictores de la adopción por parte de parejas homosexuales es que los menores van a sufrir una distorsión grave de su personalidad al no tener figuras paterna y materna, y muy seguramente se van a convertir en homosexuales. En términos vulgares, que la decisión equivale a abrir una “fábrica de homosexuales”.

Carlos Julio Pájaro Muñoz, filósofo y profesor de ética en la Universidad del Norte desde hace 26 años, subraya que a la fecha no existe evidencia científica certera que demuestre que los niños criados en un hogar con padres del mismo sexo se van a convertir en homosexuales, o tienen una posibilidad mayor de serlo.

“Se dice que la adopción gay va a deteriorar el núcleo de la familia, que es la pareja heterosexual, pero si hiciéramos una encuesta, por ejemplo en nuestro lugar de trabajo, y le preguntamos a todos los homosexuales si sus padres son una pareja homosexual o heterosexual, es altamente probable que la respuesta sea heterosexual, esto demuestra que los gais nacen y se crían en hogares ‘normales’ conformados por un hombre y una mujer”, opina Pájaro Muñoz.

Para el profesor de ética en vez de satanizar la adopción por parte de parejas homosexuales, el esfuerzo de la sociedad debería encaminarse en garantizar que los menores abandonados por las  parejas heterosexuales sean adoptados por familias idóneas, que les puedan restablecer totalmente sus derechos y les brinden la posibilidad de formarse como seres humanos completos.

Lo ‘natural’

Otro de los argumentos en contra del fallo de la Corte es que atenta contra la naturaleza, como lo expresó Alejandro Ordoñez, procurador general de la Nación. “Ahora todo vale contra los niños, porque se privilegian los derechos de los adultos frente a los derechos de los niños y se entregan a manos no idóneas para la crianza y para la educación, y no son idóneos porque los niños tienen el derecho natural a tener papá y mamá”.

Leonor Villaveces Franco, coordinadora del pregrado de Filosofía y Humanidades en la Universidad del Norte, en Barranquilla, explica que el argumento naturalista parte del hecho biológico de que la opción de tener hijos es exclusiva de la unión sexual de un hombre y una mujer, y por eso los heterosexuales son los únicos a quienes les corresponde criar hijos; y como los gays no pueden engendrar pues no les corresponde criar, ni formar una familia”.

Pero, advierte la filósofa, al escarbar en el concepto de lo natural se advierte que ha cambiado a lo largo de la historia de la humanidad y que generalmente se basa en prejuicios que responden a intereses que van encaminados a mantener excluida a una parte minoritaria de la población, tildándolos de antinaturales y negándoles derechos y la posibilidad de una reivindicación.

“No quiero decir que el argumento que busca la posibilidad de la adopción por parte de parejas homosexuales no tiene intereses, por supuesto que tiene unos intereses reivindicatorios, es imposible que en una situación no haya intereses, la pregunta es ¿cuáles intereses sirven más a la construcción de una sociedad más incluyente, más razonable, en la que podamos convivir, más ética y con vínculos más fuertes?”, reflexiona.

Villaveces Franco explica las fisuras en el argumento naturalista con el ejemplo de la idea de mujer que primaba a finales del siglo XIX, cuando se aceptaba que las féminas, por su biología, por su naturaleza, eran inferiores al hombre y no podían desempeñar los mismos trabajos, ni tener los mismos derechos. El único rol aceptado para ellas era ser castas, puras, casarse tener hijos y ser complacientes y sumisas.

“Pero hubo una mujer, Simone de Beauvoir, que desnaturalizó la idea de que el único fin de la mujer era tener hijos; ella dijo no un segundo, si por un momento despojamos a la mujer de esa única capacidad biológica de tener hijo, encontramos que tiene derechos, puede trabajar y tiene las mismas capacidades del hombre y que además puede tener hijos, pero eso no lo determina, entonces se abrió un espacio social en el que la mujer empezó a reivindicarse”, sostiene Villaveces Franco.

Para la filósofa es necesario “desnaturalizar” la discusión en torno a la adopción por parte de homosexuales e invitar a la gente a preguntarse ¿cuál es la noción que tenemos de familia que nos da tanto miedo darle la posibilidad a dos seres humanos que se aman, que pueden proveer un hogar psíquica, afectiva y económicamente seguro para un niño o una niña?

Por último, Villaveces Franco sostiene que la obsesión de la sociedad por preguntarse una y otra vez si los niños criados por parejas gais van a ser o no homosexuales, más que buscar una respuesta, que para ella no existe, muestra el miedo que existe a lo diferente, que tiene su peor manifestación en la terrible frase: “Mejor un hijo muerto que un hijo m..”.

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