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[Costa Rica] Educación religiosa: 6 de 10 escolares reciben educación religiosa en Costa Rica

Educación religiosa en Costa Rica: datos y cifras. Descubra as razones por las que no es para todo los estudiantes.

Un total de 282.372 estudiantes de primaria reciben educación religiosa, según datos brindados por la Dirección de Estadística del Ministerio de Educación Pública (MEP).

Ese dato es de prácticamente el 60% de los estudiantes de I y II Ciclo; es decir, seis de cada 10 recibe esta materia.

El MEP informó que ese dato corresponde al 2023 y se equiparó con la totalidad de estudiantes que hay en el 2024. Este año se matricularon 462.144 alumnos entre primer y sexto grado.

En la actualidad hay 1,2 millones de estudiantes en el sistema educativo público.

Hay dos principales razones por las cuales no toda la población estudiantil recibe esta asignatura.

Una de ellas tiene que ver con la cantidad de docentes y el cierre de códigos para educación religiosa, destacó Marvin Salazar, secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Educación de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (Cecor).

Él conoce muy bien la realidad pues trabajó durante 32 años en el MEP. Incluso laboró como jefe nacional del Departamento de Educación Religiosa.

“En 2019-2020 hubo un cierre de códigos y se perdieron códigos de educación religiosa en muchas escuelas”, recordó.

En esta área apuntó a un tema de presupuesto. Esto implica que no todos los centros educativos tienen un maestro de esta asignatura, ya que incluso hay escuelas unidocentes.

La carta para no recibir religión

La otra razón de peso es la creación de una carta dirigida a las autoridades del centro educativo para que un estudiante sea excluido de esta materia.

Desde 1940 existe la posibilidad de que las personas soliciten por escrito no recibir esta asignatura, recordó Marco Fernández, asesor nacional de educación religiosa.

“Dicha posibilidad responde a la libertad de pensamiento, conciencia y religión que se oficializaría más tarde en 1948 en la Declaración de Derechos Humanos”, señaló.

Fernández expuso algunos motivos indicados en el documento:

  • Los religiosos, en cuanto a la asociación de la asignatura con la Iglesia católica.
  • También hay casos de personas católicas que solicitan no recibirla, porque argumentan que ya reciben esa formación en su parroquia, según expuso el asesor nacional.
  • También se plantean argumentos de no ser cristianos y no ser creyentes.
  • Aducen una lesión a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.

Según Salazar se ignora la esencia de la educación religiosa y lo que promueve.

“Existen dos extremos: los que creen que es una doctrina o una religión determinada y eso es un error. La otra es que se ha considerado que la educación religiosa es una asignatura para evadir y no tener una responsabilidad académica”, expuso.

Por eso, apuntó a la importancia de hacer de conocimiento público que esta materia no se está dando desde una perspectiva de credo religioso.

“Si no con una propuesta desde las ciencias de la educación aportando a la dimensión religiosa de la persona”, declaró Salazar.

“Cuando el padre de familia, por pereza a acompañar a sus hijos en la preparación de tareas o trabajos, está privándolo de tener una educación integral, una educación que no solo lo prepare para ser un empleado sino para ser una persona en su formación integral”, señaló.

Por eso, para el vocero de Cecor en “una sociedad convulsa, violenta e irrespetuosa”, esta materia se convierte en fundamental.

Porque, busca enseñar a dialogar, respetar, así como llegar a espacios de encuentro sin importar la religión.

El Observador pidió los datos generales al MEP, sobre la totalidad de estudiantes, sin embargo, solo brindaron el dato de alumnos que reciben la asignatura en primaria.

Ir a las aulas

Salazar consideró que las clases deben hacerse más atractivas. Esto con tal de que los estudiantes se vean motivados a asistir a estas clases.

“Cuando uno hace una propuesta al estudiante, lo confronta con su realidad y le descubre con asombro, va a llegar a la clase”, puntualizó.

Por eso, para él, eso va unido con la formación de docentes pues en 80 minutos semanales deberán impactar a sus alumnos.

Más dinamismo, un mejor acercamiento con el profesor y lectura de realidades de lo que está pasando actualmente son algunas de sus recomendaciones.

Apuntó a la importancia de la convicción y vocación docente, pues se trata de una profesión donde rara vez habrá un premio o una felicitación.

“Pero el compromiso que uno tiene en el aula es una experiencia entendiendo que es un trabajo silencioso, que se hace trabajo. Pero que produce fruto en el desarrollo de las personas”, amplió.

Recordó que pese a la existencia de universidades con formación docente en esta área, el MEP muchas veces nombra por inopia estas especialidades y no da la oportunidad tan siquiera a sus estudiantes.

“Es mejor contratar a una persona que empezó su proceso de formación, a alguien que no”, sentenció.

Cambiar la formación del docente

Francisco Mena, catedrático de la Universidad Nacional y director de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, tiene una opinión similar.

De cómo se espera el impacto de un profesor, pese al poco espacio semanal que tiene, tiempo que se reduce entre el acomodo, pasar la lista de asistencia y revisión de tareas.

“Claro que algo tiene que cambiar en la formación docente y es la manera en que el docente interactúa con el plan de estudios”, señaló.

Para Mena, los estudiantes deben asumir la responsabilidad de una materia como parte de la currícula.

“Ya han habido cambios en el plan de estudio que se han adecuado con temáticas más contemporánea. Pero quizás se requiere rediseñar la concepción de educación religiosa de manera que recupere la experiencia humana de altruismo y solidaridad que está guardada en todas las religiones”, apuntó.

La Universidad Nacional es una de las casas de enseñanza que forma docentes en Educación Religiosa. (Cortesía/ Universidad Nacional).

Replanteamiento

El vocero del MEP catalogó importante el replanteamiento de la asignatura que se está valorando, donde se deja claro que va más allá que su nombre.

“De una visión más inclusiva e interreligiosa, con el fin de que el estudiantado pueda complementar su formación con los valores y principios comunes religiosos, respetando la identidad religiosa de cada familia”, expuso Fernández.

Él detalló que se fortalecerán habilidades y competencias de los estudiantes para resolver problemas. Pero sobre todo “promoviendo una cultura de paz consigo mismo, con los demás, con el entorno ecológico y con su creador o sus valores más sagrados”.

Una de las novedades tiene que ver con que no se limitará a un credo, sino que se respeta la identidad religiosa. Es por eso que, participaron iglesias de diferentes denominaciones para crear el nuevo programa.

Fernández reconoció que ahora aprenderán sobre resiliencia como herramienta ante las dificultades de la vida.

Adicionalmente, se incorporará un aporte del humanismo así como la sana relación de la fe con las culturas y la ciencia.

Este plan de estudios es objeto de análisis en el Consejo Superior de Educación.

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