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Conmoción en la Iglesia chilena

Marco Antonio Ordenes Fernández, de 47 años, presentó la renuncia el lunes a la noche y ayer le fue aceptada. Está acusado de haber mantenido, diez años atrás, una relación con un adolescente de 15 años.

El papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del obispo chileno de Iquique, Marco Antonio Ordenes Fernández, de 47 años, sospechado de abusos sexuales contra adolescentes. La Iglesia local se declaró estremecida y conmovida por la dimisión del obispo, primero de su jerarquía en ser investigado en ese país por corrupción de menores, un caso que se suma a una veintena de sacerdotes ya condenados por delitos similares.

Según un breve comunicado del Vaticano, el prelado presentó su dimisión “en virtud del artículo 401-2 del Código de Derecho canónico”. Este artículo se refiere a una dimisión “por razones de salud o por otra causa grave”.

En abril de este año, la Iglesia Católica había iniciado una investigación sobre acusaciones de pedofilia en contra de Ordenes Fernández, el más joven de los obispos de la Conferencia Episcopal chilena. La investigación estaba a cargo del nuncio apostólico en Santiago, Ivo Scapolo, quien se había reunido recientemente con Ordenes Fernández. Dos días antes del anuncio oficial de su dimisión, el prelado había reconocido en una entrevista con la prensa chilena haber tenido una actitud “imprudente” contra la persona que lo acusa, pero negó que éste fuese menor en el momento de los hechos.

Esos episodios se remontan a la época en que Ordenes Fernández era rector del Santuario de Nuestra Señora del Carmen de la Tirana, en el norte de Chile, entre 1997 y 2002. Ordenes Fernández fue ordenado obispo de Iquique por Benedicto XVI en 2006.

En los últimos días, el obispo acusado había abandonado la sede de su diócesis para viajar al Perú y someterse a un tratamiento por una enfermedad hepática. El martes de la semana pasada, el portavoz de la Conferencia Episcopal chilena, Jaime Coiro, había confirmado la investigación sobre Ordenes Fernández. “Por el hecho de que la persona denunciada es un obispo, el procedimiento es llevado a cabo por la Santa Sede”, había precisado el portavoz eclesiástico. “Desde el inicio de este caso, la Nunciatura ha procurado ofrecer apoyo psicológico y acompañamiento para las personas afectadas y ha estado en contacto con monseñor Ordenes, quien se encuentra con permiso médico”, puntualizó.

La Iglesia no entregó antecedentes sobre las supuestas víctimas. El jueves pasado, la Iglesia chilena –a través de una declaración de la Conferencia Episcopal– volvió a pedir perdón por los casos de abusos sexuales que protagonizaron unos veinte sacerdotes en los últimos años. “Reiteramos nuestra petición de perdón a quienes hemos ofendido. La Iglesia ha perdido credibilidad por nuestras propias debilidades y faltas”, señaló la declaración.

En abril de 2008 la Iglesia ya había formulado una histórica petición de perdón y asumió sus culpas por su falta de reacción ante las denuncias de abusos sexuales a menores en las que estaban implicados unos veinte sacerdotes, cinco de los cuales fueron condenados judicialmente, según datos de la Iglesia.

En Chile, la destitución causó conmoción, especialmente en el seno de la Iglesia. “Lo que vivimos nos estremece y conmueve. Ante todo por la sola posibilidad de una herida causada a personas por parte de un ministro de la Iglesia. Pero este dolor cobra un carácter singular al ser el acusado un obispo, llamado a ser buen pastor”, dijo ayer la Conferencia Episcopal chilena en una declaración. “Nos parecen de gravedad las conductas impropias que públicamente el obispo Ordenes ha reconocido. Creemos que éste es un tiempo de reflexión y de plena colaboración con las instancias que corresponde”, agregó el comunicado.

Ordenes, el primer obispo en Chile investigado por un caso de abuso sexual, había hecho pública su renuncia la noche del lunes a través de una declaración en la que afirmó que nunca buscó dañar u ofender a alguien. “Dios es mi testigo que siempre he buscado servir sin interés, nunca busqué dañar, ofender o manipular a alguien”, afirmó Ordenes, acusado de abusar de un ex acólito de su diócesis, cuando éste tenía 15 años. En una presentación ante la Fiscalía, el hombre, ahora adulto, aseguró que mantuvo una relación amorosa con el obispo y entregó a la Justicia fotografías y grabaciones de voz que darían prueba de los vínculos que existían entre ambos, según señaló el fiscal, Raúl Arancibia.

Las fotografías “son un antecedente de que ellos, desde muy temprana edad tuvieron una relación, donde había afecto y cariño. Es lo que aparece en las fotografías. No estoy diciendo que sea algo impropio, confirman la amistad”, aseveró Arancibia.

Marco Antonio Ordenes Fernández es el primero de su jerarquía en ser investigado por pedofilia.

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