El condenado se dirigió a ellos chillando: “No sois hombres, sois la vergüenza de este país, soy legionario, cuando os vea por la calle os voy a matar”
Un exlegionario ha aceptado seis meses de prisión por un delito de odio tras agredir a dos jóvenes homosexuales en un bar de la localidad madrileña de Móstoles hace un año y medio. El hombre, que tiene antecedentes penales, se dirigió a las víctimas con frases como: “Puto maricón, os tenían que matar a todos, no sois hombres, sois la vergüenza de este país, soy legionario, cuando os vea por la calle os voy a matar”.
Según recoge el fallo, adelantado por ElDiario.es, los hechos sucedieron cuando ambos jóvenes estaban tomando algo en una terraza. El agresor, que estaba dentro del bar, empezó a insultarlo diciendo: “Maricón, que sois maricones, tenían que ahorcaros a todos”.
Es más, cuando salió del bar en dirección a las víctimas llegó incluso a escupir en la cara a uno de ellos mientras le gritaba “puto maricón. Os tenían que matar a todos”. Así, el agresor siguió increpando a las víctimas diciendo que no eran hombres o que eran “la vergüenza de España” y que los iba a “matar” mientras repetía que él era “legionario”.
Los insultos prosiguieron hasta que, llegado un momento determinado, los dueños del bar decidieron llamar a la policía. El ahora condenado, tampoco dudó en cargar contra los agentes a los que les dijo que “si iban a defender a unos maricones es que no eran policías”. Finalmente, los policías se tuvieron que llevar en volandas al hombre mientras gritaba que iba a “coger una escopeta”, y que les iba a “pegar dos tiros”.
En el juicio, el acusado, que al principio había negado los hechos, finalmente reconoció que les había insultado, pero afirmó que no lo había hecho por la condición sexual de las víctimas sino porque los había visto “haciendo manitas” en público y, eso, a su juicio, suponía “una conducta que no procedía en un lugar público”.
Sin embargo, el tribunal de la Audiencia Provincial de Madrid lo tuvo claro. “Su falta de inhibición fue fruto de su rechazo visceral hacia las relaciones homosexuales”, aseveran los magistrados quienes apostillan que, “todo indica que se trató de una reacción de intolerancia por no admitir como normales relaciones de esta naturaleza”.
Unos jueces que también explican que, el ahora condenado “actuó de forma totalmente gratuita, interfiriendo en una conversación ajena y, cuando el incidente parecía concluido, provocando a uno de los afectados de forma grave y atentatoria contra su dignidad”, provocando una situación para los agredidos de “una humillación, menosprecio o descrédito”.