El consejero de Interior y Justicia de la Junta de Castilla y León, el salmantino Alfonso Fernández Mañueco, pronuncia un pregón de Semana Santa explicando su "compromiso religioso con el prójimo, exaltando la Pasión salmantina y explicando mi visión personal", precisamente cuarenta años después de que lo hiciese su padre, el que fuera alcalde Marcelo Fernández Nieto
La iglesia de la Clerecía ha acogido esta tarde el pregón de la Semana Santa de Salamanca a cargo del consejero de Interior y Justicia de la Junta de Castilla y León, el salmantino Alfonso Fernández Mañueco, en un emotivo acto donde ha recordado la figura de su padre, el ex alcalde Marcelo Fernández Nieto, quien también fuera pregonero de la Pasión charra.
Bajo la presidencia del obispo de Salamanca, Carlos López, también se han dado cita el alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote; la presidenta de la Diputación, Isabel Jiménez; el delegado territorial de la Junta, Agustín de Vega, así como otras autoridades locales y provinciales.
Aseguró Mañueco que la llamada recibida hace tres meses se convirtió en “una de las más bonitas que he recibido en mis 44 años de vida”, pues el ofrecimiento se lo hacían “exactamente cuarenta años después de que mi padre tuviera tal honor en 1970“. Por eso, añadió: “En algunos momentos también se apoderaba de mí un sudor frío y un cierto cosquilleo propio de quien asume con mucha humildad, la enorme tarea de pregonar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús en la universal ciudad de Salamanca desde mi visión personal, subjetiva, particular, vivida, sentida, amada y, a veces, tal vez imaginada“.
Comenzó dividiendo en tres categorías los pregones desde 1965: aquellos que hacen una exaltación de sus convicciones religiosas y su compromiso con la sociedad en la que viven a través de la religión; una segunda categoría, la de aquellos que se centran en ensalzar una parte o la totalidad de la Semana Santa salmantina como fenómeno religioso, con evidentes implicaciones artísticas, culturales, turísticas y socio económicas que la hacen única en España; y, por último, los pregoneros que se centraron en sus contactos, visiones o experiencias, personales y subjetivas. “Yo quiero pregonar explicando mi compromiso religioso con el prójimo, exaltando la Semana Santa salmantina y explicando mi visión personal sobre la misma”, matizó
Por eso, quiso “hacer notorio en voz alta el primer paso de un largo camino de nuestra Semana Santa. Yo aquí no vengo a enseñar. Vengo a aprender. Aprender de esta experiencia y aprender del testimonio de fe de todos vosotros, los que llenáis de sentido las Hermandades, Cofradías y Congregaciones“.
Y evocó a Miguel de Unamuno, “de quien se conservan páginas y versos religiosos inolvidables, como los que le inspiró el Cristo de Velázquez: “¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío? […] Miras dentro de Ti, donde alborea. El Sol eterno de las almas vivas”.
Defensa de la familia
El consejero de Interior y Justicia recordó que “la familia es la Iglesia doméstica. Donde los hijos aprenden que toda persona es digna de ser amada, como sucede también en la Semana Santa, donde los cofrades se dirigen unos a otros con una de las palabras más hermosas de nuestro diccionario: hermano”.
Sin embargo, considera que la Semana Santa y su mensaje no pueden limitarse al entorno privado y familiar, “sino que salen a la calle, en la búsqueda del otro”, pues “necesitamos que nuestra vida tenga sentido, que alguien nos escuche y se preocupe por nosotros”.
Por eso, añadió que “comete un gravísimo error aquel que piensa que la religión debe reducirse al ámbito privado, pero también se equivocan quienes piensan que la religión debe invadir todos los ámbitos de la vida, sean éstos públicos o privados”. Porque “la postura correcta, es mantener una actitud profundamente respetuosa con las creencias de cada uno. Salvaguardándolas con esa gran conquista de occidente que se llama libertad”.
A continuación, realizó una semblanza de la Semana Santa salmantina, con su marco incomparable por el casco histórico, propiciando estampas únicas para las decenas de miles de personas que se congregan cada día en las calles. “Las miradas de los penitentes a través de los leves agujeros del capirote: la mirada inocente de los niños, absortos en las aceras de la calle San Pablo ante la imagen que pasa o agitando las palmas para recibir a Jesús entrando en la Catedral a lomos de un borrico”. explicó.
Y concluyó recordando que “la Semana Santa es una invitación para sacar lo mejor de nosotros mismos. Y hay tantas Semanas Santas como ojos la miran”. Pues “Salamanca tiene hoy la Semana Santa que se merece y que habéis construido entre todos a través de los tiempos. No sólo despierta el interés de los hijos de esta tierra, de esta comunidad o de España”, declarada desde 2003 como Fiesta de Interés Turístico Internacional. “Porque Salamanca marca, su marca es de calidad y, además, es indeleble. Como su piedra. Una Semana Santa que se reinventa en las miradas de cada fiel”.