LOS maestros progresistas han luchado por la defensa y el fortalecimiento de la escuela pública, el laicismo y la gratuidad de la educación en todos sus niveles, por la esencia democrática educativa que hace de la escuela una institución formadora de conciencias analíticas, críticas, para intervenir en la consecución de una sociedad más justa.
Lo han hecho con vocación magisterial, a pesar de la represión como en 58, o en etapas oscurantistas de charrismo sindical, luchando contra caciquismos como el de Robles Martínez, que tuvo el control, posterior a la movilización de la Sección IX en el año de 1958, con lo que inició la charrificación del sindicato magisterial.
En 1972, con el apoyo de Echeverría, Carlos Jonguitud Barrios asaltó pistolerilmente el SNTE para instaurar Vanguardia Revolucionaria, como siguiente cacicazgo que al cabo de 17 años se expresó como instrumento de golpeo hacia la disidencia magisterial. Contra esto también se luchó.
Y aprovechando las movilizaciones de la CNTE, en 1989 Jonguitud es obligado a renunciar para que lo sustituyera su alumna más eficaz en mezquindad y charrismo, la protegida salinista: Gordillo Morales. Y hasta nuestros días, salvo el ajuste de cuentas interburgués con Peña Nieto, que le significó su encarcelamiento, parece que la influencia sigue.
Aun así, los maestros progresistas han luchado siempre, organizados desde lo que fue el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), la Corriente Sindical Independiente y Democrática (COSID), el Frente Magisterial Independiente Nacional (FMIN) y otros grupos de maestros progresistas, hasta concluir en la CNTE en 1979 y hasta nuestros días.
Verdad es que su labor de concientización y organización no ha sido sencilla. Máxime, en los sexenios neoliberales en que peligró la escuela pública ante su política privatizadora, a ultranza que en todos los rubros de la sociedad implementaron las facciones burguesas que ostentaron el poder, y en la que no se salvó el rubro de la educación. Lastres así son los que se combaten cotidianamente, a pesar de las resistencias que se manifiestan también en nuestra entidad. No van a pasar.
