Según los autores de la iniciativa está práctica es “medieval y violatoria de los derechos humanos” de la comunidad LGTBIQ+.
Con 97 votos por el sí y 18 por el no, la Plenaria de la Cámara de Representantes aprobó en su segundo debate el proyecto de ley que busca prohibir las llamadas ‘terapias de conversión’ para cambiar la orientación sexual de una persona con métodos de “tortura, discriminación y maltrato físico y psicológico”.
La autora de la iniciativa es la representante Carolina Giraldo Botero, quien celebró la aprobación del proyecto en Cámara y pidió a sus colegas del Senado que también le den luz verde para prohibir esta práctica que considera “medieval y violatoria de los derechos humanos”.
“Esperamos la diligencia de los senadores en los dos debates que hacen falta, pero lo que pasó en la Cámara fue histórico. En el Congreso pasado también se habría tratado de pasar un proyecto de ley parecido de autoría del excongresista Mauricio Toro y en esa ocasión no se pudo debatir. Hoy vemos un Congreso que estuvo dispuesto a debatirlo y que entendió que es un asunto de proteger a la gente”, dijo la congresista.
Giraldo Botero agregó que “a nadie deberían obligar a ser lo que no quiere ser, ni a heterosexuales ni a gays, bisexuales, lesbianas o personas trans. En realidad no hay nada que curar. Se debe aprobar este proyecto de ley para que a nadie se le pueda torturar, discriminar o lesionar física o psicológicamente por su orientación sexual, identidad o expresión de género”.
Durante el debate el proyecto recibió críticas por parte de representantes como Luis Miguel López del Partido Conservador, por supuestamente transgredir las libertades religiosas.
“Si Iglesia Católica solamente concibe dos opciones desde el pensamiento bíblico, no podría darle consejería porque para ellos hay más de 100 opciones, entonces se restringe la libertad religiosa porque la bíblica es clara”, señaló López.
La representante de la Alianza Verde Martha Alfonso, respondió asegurando que “las Iglesias pueden seguir acompañando espiritualmente a quien lo desee, siempre y cuando no violen derechos humanos y eso debe quedar claro para que no se diga que estamos prohibiendo la libertad de cristo, al contrario, estamos garantizando el proyecto de amor que Jesús le pidió a esta humanidad que desarrollara”.
El proyecto, que contó con el respaldo de varias organizaciones y activistas LGTBIQ+, está en la mitad de su camino, pues aún le faltan dos debates en la Comisión Primera y la Plenaria del Senado de la República,
