Para no morir de hambre en la guerra civil
Un grupo de jeques y ulemas sirios emitieron hoy una fatua o edicto islámico en el que permiten a los habitantes de los suburbios del sur de Damasco comer gatos, perros y burros para no morir de hambre debido a la guerra civil.
"Hacemos un llamamiento humanitario doloroso a todo el mundo sobre la situación que estamos viviendo en el sur de Damasco", señalaron los clérigos en un vídeo publicado en internet.
Los religiosos denunciaron que los vecinos de los distritos sureños, escenario diario de bombardeos y enfrentamientos entre las fuerzas del régimen de Bachar al Asad y los rebeldes, corren el riesgo de morir de hambre.
"Nuestra fe autoriza a comer gatos, perros y burros porque la gente no tiene alimentos", señalaron.
Y advirtieron de que si la situación sigue así los vivos serán obligados a comer la carne de los muertos.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) informó ayer de que las autoridades sirias habían permitido que 2.000 mujeres, niños y ancianos abandonaran la localidad de Muadamiya al Sham, al suroeste de la capital y asediada desde hace varios meses.
Según algunas interpretaciones islámicas, está prohibido por diversos motivos el consumo de carne de perros, gatos y burros en algunos dichos del profeta Mahoma y en el Corán.
Dichas interpretaciones consideran 'haram' (prohibido) comer esos animales porque son 'impuros' al alimentarse de desperdicios, mientras que otras se fundamentan en que, según un versículo Corán, no se puede consumir bestias que tengan colmillos.
Dos niños kurdos de Siria, en medio de un campo de refugiados. | Afp
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