Asóciate
Participa

¿Quieres participar?

Estas son algunas maneras para colaborar con el movimiento laicista:

  1. Difundiendo nuestras campañas.
  2. Asociándote a Europa Laica.
  3. Compartiendo contenido relevante.
  4. Formando parte de la red de observadores.
  5. Colaborando económicamente.

Catecismo del librepensamiento. Deberes · por Eduardo Montagut

​Descargo de responsabilidad

Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:

El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.

I

Rescatamos unos textos del Catecismo del Libre Pensamiento, que escribió Fernando Lozano Montes (Demófilo), uno de los más destacados librepensadores españoles, militar, periodista, masón, y republicano, y que vivió entre 1844 y 1935, siendo uno de los impulsores de la fundamental publicación Las Dominicales del Libre Pensamiento, que ha sido nuestra fuente, a través del número del 21 de noviembre de 1891. Dada su importancia en la historia del librepensamiento español y de su extensión nos vamos a acercar al texto en varias entregas. Nos parece un ejercicio, harto sugerente, en relación con una forma de entender la vida, de las relaciones con los demás, de la convivencia y del libre ejercicio de las propias convicciones. Así pues, con algunas puntualizaciones, algunas de ellas relativas a la mujer, seguramente por la pervivencia de planteamientos paternalistas, creemos que este texto tiene una lectura actual:

“De los Deberes

—¿Qué son los deberes?

-Son á modo de deudas que tenemos que pagar por los beneficios recibidos.

—¿Son muchas esas deudas? —Infinitas. Debemos á nuestros antepasados la patria y la libertad; debemos á nuestros padres la existencia y la educación; debemos á la sociedad el alimento, el vestido, la habitación y la seguridad; debemos á la naturaleza la fertilidad de los campos, las substancias y las fuerzas que nos mantienen; debemos á la humanidad la ciencia con sus innumerables inventos, la civilización con sus prodigios, la dignidad de ciudadanos y de los hombres conquistada á costa de tanto martirio; debemos, en fin, esencia, vida, razón, esta admirable orden del universo, sin el cual reinaría el caos, al Ser Supremo, sublime arquitecto de la obra maravillosa del mundo.

Nuestros deberes son, por tanto, abrumadores; hemos de conservar el patrimonio heredado y acrecentarlo con nuevos bienes.

-¿Y qué hay que hacer para satisfacer tanta deuda?

-Muy sencillo: quererlo; tener una buena voluntad. Los mundos, con ser grandes, tienen quien les ayude á moverse; ¿ha de faltar ayuda á una buena voluntad?

-¿Cuál es tu primer deber?

-Mantener la dignidad personal, y al efecto instruirse y trabajar hasta conquistar una posición independiente.

No puede servir á los demás el que no puede servirse a sí mismo.

-¿Qué debes a tus semejantes?

-Amor, respeto, auxilio. Mantendré con ellos relaciones de igualdad. No les mandaré con altanería aunque me presten humildes servicios; me esforzaré por despertar en ellos el sentimiento de su dignidad y de su derecho; les dirigiré palabras afectuosas y de respeto y procuraré vivir con ellos en santa fraternidad.

-¿Qué haré en el caso de ser agredido violentamente?

-Defenderme en la medida necesaria para rechazar el ataque y resistir la violencia?

-¿Qué contestarás a los retos?

-Que hay leyes y jueces para dirimir toda clase de ofensas; que no es lícito ser juez y parte; que no soy tan perverso que quiera matar á un semejante, ni tan vil que haga el oficio de verdugo; que declino toda la responsabilidad de lo que pueda suceder sobre el malvado que intente hacerme objeto de sus odios y violencias.

-¿Qué debes a la mujer?

-Deferencia, respeto y auxilio.

Deshonrar a una mujer es una acción indigna de un hombre noble y valeroso.

Yo veré en cada mujer una hermana y una madre.

-¿Qué debes a los débiles?

-Amparo y ayuda. El niño, el anciano, el enfermo y el vencido encontrarán siempre un apoyo en mi brazo.”

II

Continuamos con el repaso de la obra de Fernando Lozano Montes (Demófilo), Catecismo del Librepensamiento, en su faceta de los Deberes.

“ —¿Qué debes á tus padres? —Infinito amor y obediencia. Yo no disputaré con ellos, no les replicaré; me fortaleceré en el trabajo y el ejercicio para poder auxiliarles en la ancianidad. Yo velaré de rodillas al lado de mi madre anciana y moribunda como ella ha velado tantas veces junto á mi cuna.

Procuraré acrecentar el honor de mi apellido huyendo de mancharlo con actos vituperables.

-¿Qué debes a tus maestros?

-Atención diligente, obediencia y afecto.

Consideraré la escuela, el instituto y la universidad como templos donde se presta culto á la verdad, y á los profesores y maestros como ejerciendo el m´s elevado de los sacerdocios.

-¿Qué debes al maestro de taller, al principal del comercio y a toda persona de quien dependas y en cuya intimidad vivas?

-Obligaciones semejantes á las que impone el hogar doméstico.

Yo no olvidaré que el hogar que se me abre es sagrado, y que no debo vivir en él como espía, sino como un hijo adoptivo. Yo no revelaré á nadie lo que vea y oiga en la intimidad de ese hogar.

-¿Qué debes al trabajo?

-Una fidelidad religiosa.

No adulteraré los productos, no engañaré al mercado; pondré toda mi voluntad en el trabajo, como si lo que elaboro hubiera de servirme a mi mismo.

-¿Qué debes a la autoridad pública?

-Acatamiento y obediencia. La autoridad representa el poder social y la parte debe subordinarse al todo. Aun el caso de mandarme algo injusto, lo obedeceré protestando y á reserva de reclamar más tarde contra el autor del abuso de autoridad.

Solo cuando los depositarios de la autoridad, violan sistemáticamente las leyes y los ciudadanos han agotado inútilmente todos los recursos legales para defender sus derechos, ha lugar á ejercitar el derecho de rebelión.

-¿Qué debes á tu patria?

-Todo lo que pueda prestarle en defensa de su dignidad y de su independencia.

Yo no ocultaré mi riqueza; contribuiré en la medida de ella á sostener las cargas públicas, velaré porque la nación esté bien dirigida y administrada estudiando y practicando incansablemente mis deberes cívicos, y, en caso de peligrar su seguridad, pondré á su disposición mis bienes y mi vida.

Yo prometo ser justo en el jurado, valiente en el ejército, decidido y prudente al practicar mis derechos electorales, para evitar que el Gobierno vaya á caer en manos de tiranos o explotadores.

-¿Qué debes á los extranjeros?

-Hospitalidad y auxilio. Yo me anticiparé a considerarlos como mis conciudadanos de patria futura que abrazará la tierra entera.

(Continuará)

Total
0
Shares
Artículos relacionados
Total
0
Share