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Cartas laicas para un juego amplio

COMENTARIO: La libertad de religión forma parte de la libertad de conciencia, básica de toda persona, y que el Estado debe preservar y respetar. El problema surge cuando el Estado no mantiene neutralidad y separación respecto a las religiones u otras convicciones. Cuando el Estado utiliza la religión o a la inversa para conseguir beneficios o privilegios. Eso es lo que está en juego en las visitas a Cuba y México del señor Ratzinger, que es recibido con honores de Jefe de Estado, siendo realmente un líder religioso, cuando se le paga desde el Estado la construcción de altares para que pueda evangelizar, cuando se preparan reuniones políticas,… Si se tratara simplemente de una visita pastoral a cargo de sus fieles, sin intromisión en la vida política, estaría en todo su derecho y nada que objetar desde el laicismo, máximo defensor de la libertad de conciencia. Pero ésta necesita la neutralidad del Estado y su separación para no invadir el espacio público con una doctrina particular.


Los vínculos Estado — religión han discurrido de una forma muy propia en Cuba, determinados por nuestras singularidades culturales como pueblo, y por las coyunturas históricas vividas.

Han sido, además, objeto de argucias y ataques por parte de gobiernos y personalidades hostiles a la Revolución. La próxima visita al archipiélago del Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Benedicto XVI, a la vez que gratifica a creyentes y a no creyentes en la Isla, hace que varios adversarios vuelvan a expresarse con ojerizas sobre la política del gobierno hacia las religiones.

A día de hoy, esa relación tiene sus cimientos en el pensamiento revolucionario cubano de finales del siglo XIX, cuando ya las constituciones de la República en Armas expresaban un ideario antidogmático, librepensador y anticlerical, aunque no antirreligioso, continuado en las cartas magnas de 1901, 1940 y 1976.

La actual Ley suprema, reformada en 1992, vuelve a definir al Estado cubano como un Estado laical, tal cual aparecía en la Constitución de 1940. En el Artículo 8, se explicita que éste “reconoce, respeta y garantiza la libertad religiosa”, a la vez que “las instituciones religiosas están separadas del Estado”.

Añade también que “las distintas creencias y religiones gozan de igual consideración”; principios todos básicos de un estado laico.

¿REVOLUCIÓN VS. RELIGIÓN?

Fidel Castro, en una reunión con los representantes de las iglesias de Jamaica en 1977, dejó claro el trato revolucionario hacia las religiones, y su origen histórico: “Sí les puedo decir que en ningún momento la Revolución Cubana estaba inspirada en sentimientos antirreligiosos. Nosotros partimos de la más profunda convicción de que no tenía que existir contradicción entre la revolución social y las ideas religiosas de la población. Incluso en nuestra lucha hubo una amplia participación de todo el pueblo, y también participaron creyentes religiosos”

Sobre supuestos actos de intolerancia en los primeros años del triunfo, muy manipulados por la prensa enemiga, Fidel explicó en aquella cita de 1977: “(…) no hay una sola iglesia que haya cerrado en el país, no hay una sola, nunca. Sí hubo casos, en determinado momento, en que fue muy fuerte el enfrentamiento político y por la actitud militante políticamente de algunos sacerdotes, sobre todo de origen español, nosotros solicitamos que fuesen retirados del país, les suspendimos la autorización para permanecer aquí (…) sin embargo, se autorizó que vinieran otros sacerdotes para remplazar aquellos que habíamos pedido que salieran del país (…)”

El propio Fidel protagonizó, el 2 de abril de 1990, un histórico encuentro con líderes de iglesias protestantes y evangélicas, y de la Comunidad Hebrea de Cuba.

A veinte años de aquella cita, en 2010, se hizo una solemne celebración en el Memorial José Martí; ocasión en la que se homenajeó también el 25 aniversario de la publicación del libro “Fidel y la religión. Conversaciones con Frei Betto”. En el acto, el fraile dominicano brasileño expresó que la importancia del texto había sido “quitar el prejuicio de los comunistas y el miedo de los creyentes.”

En la memorable plática que diera origen a esa obra, Fidel declaró: “Desde un punto de vista estrictamente político -y creo que conozco algo de política-, pienso incluso que se puede ser marxista sin dejar de ser cristiano y trabajar unido con el comunista marxista para transformar el mundo. Lo importante es que en ambos casos se trate de sinceros revolucionarios dispuestos a suprimir la explotación del hombre por el hombre y a luchar por la distribución justa de la riqueza social, la igualdad, la fraternidad y la dignidad de todos los seres humanos, es decir, ser portadores de la conciencia política, económica y social más avanzada, aunque se parta, en el caso de los cristianos, de una concepción religiosa.”

BAJO EL MISMO SOL

Para hacer fluir un diálogo constante entre el Estado y las instituciones religiosas, se creó en 1985 la Oficina de Atención para los Asuntos Religiosos (OAAR), adscrita al Comité Central del Partido Comunista de Cuba.

Numerosas entidades de los más disímiles credos han obtenido el reconocimiento legal para funcionar en el país; y todas son propietarias de sus propios inmuebles.

A la luz pública, tienen lugar procesiones, misas, cultos, conciertos, festivales, tambores, plantes, etc., en locales de las organizaciones y en teatros, plazas, anfiteatros y otros recintos estatales. En fecha reciente, por ejemplo, culminó una peregrinación nacional de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre de casi 30 mil kilómetros, organizada por la Iglesia católica cubana.

Asimismo, se propicia el uso de los medios de comunicación para transmitir mensajes en ocasión de celebraciones religiosas u otras, como la reciente intervención televisiva del cardenal Jaime Ortega Alamino con motivo de la próxima llegada de Su Santidad Benedicto XVI.

Profesar una religión no es obstáculo hoy para intervenir en los espacios políticos en Cuba; de ahí que en las últimas elecciones a la Asamblea Nacional del Poder Popular, fueron elegidos como diputados tres pastores protestantes y el presidente de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba.

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