El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) expresa a usted nuestro profundo malestar por el mensaje “Chile, una mesa para todos”, por diversos motivos a saber:
1.- Consideramos que la Iglesia Católica, haciendo legítimo uso de la libertad de expresión, puede exponer y difundir sus puntos de vista a la sociedad, pero ello en ningún caso debe alterar la vigencia de un Estado Laico, ni menos ofender a las minorías sociales e impedir que estas avancen hacia la igualdad de derechos. Todos los habitantes de Chile merecen igualdad de derechos y deberes.
Ello es incluso reconocido, con una contradicción que provoca impotencia, por el mismo mensaje emitido por la Conferencia Episcopal donde se señala que para que Chile sea unaMesa para todos “la primera e indispensable condición debe ser la de trabajar juntos, sin que nadie quede excluido y donde todos puedan aportar sus talentos creativos y eficientes que permitan superar las desigualdades sociales que aún persisten en nuestro país, a fin de que cada compatriota tenga un sitio reservado en ella”
2.- Sin embargo, “Chile, una mesa para todos”, entra en abierta contradicción al negar justamente a las minorías ese derecho. Minorías que el texto no precisa, pero que claramente incluyen a las sexuales.
Sostener que “es tiempo oportuno para recuperar lo mejor de nuestras tradiciones republicanas: aquellos grandes valores que constituyen nuestra identidad y que no pueden quedar a merced de minorías ocasionales o bulliciosas”, es una apreciación despectiva y violenta contra grupos humanos que también merecen tener voz, ser escuchados eigualdad de derechos.
Criticar que se escuche y se considere a las minorías; que tan inhumanamente llaman “ocasionales y bulliciosas”, es un espíritu ajeno a todo régimen democrático. Por el contrario, en la actualidad las opiniones anti-minorías son más bien propias de ideologías antidemocráticas, como el neonazismo.
3. El documento es además tendencioso y afecta al Estado Laico, pues no se precisa a que minorías hace referencia, pero al unísono considera que las mismas van contra “las tradiciones republicanas” y los “grandes valores de nuestra identidad”.
Los grandes valores que un Estado laico debe defender y promover son el respeto y la consideración de las minorías y mayorías, sin dejarse influenciar por ninguna corriente religiosa, pero respetándolas al mismo tiempo a todas.
“Chile, una mesa para todos”, interfiere en las decisiones políticas de quienes definirán las políticas públicas y nuestras leyes, los candidatos a los Poderes Ejecutivo y Legislativo, buscando así laIglesia boicotear la independencia del Estado, todo con el fin de impedir la igualdad para lo que denominan “minorías bulliciosas”.
4.- Desde el mundo de la diversidad sexual, respetamos las creencias y valores de toda religión, pero siempre y cuando estas no vayan en contra del respeto integral a los derechos humanos, los cuales están por sobre toda doctrina, pues son universales, inalienables, inviolables e inherentes atodos los seres humanos, incluidas por supuesto las minorías, tan criticadas por vuestra religión.
5.- Llama, por último, poderosamente la atención, que “Chile, una mesa para todos”
inste a una “convivencia pacífica e intercultural”, sí al mismos tiempo se refiere a las minorías con un lenguaje despectivo.
De usted, señor Goic, tenemos una buena impresión, y por eso lo llamamos a interceder ante la Iglesia para que de manera autónoma resuelva sus explicitas y profundas contradicciones respecto al principio de igualdad de derechos para todos los seres humanos.