El rezo del viernes es obligatorio para todos los musulmanes adultos hombres, según la sharia
El estado de Terengganu, en Malasia, refuerza las obligaciones religiosas. Los fieles que no asistan a las oraciones del viernes sin justificación podrán ser condenados a pena de cárcel de hasta dos años. El «Día de la Reunión» o «Yumuah» es obligatoria para todos los musulmanes, que si incumplen con el rezo de ese día en las mezquitas, podrá considerarse una infracción de la ley sharia.
Los fieles en Malasia que incumplan la ley podrían ser encarcelados hasta dos años y multados con 3.000 ringgits (unos 611 euros), según las nuevas normas, más punitivas, en vigor desde este lunes, según ha publicado el diario digital MalayMail.
La penalización existente permitía faltar a las oraciones del viernes hasta tres veces consecutivas; a partir de la tercera ausencia sin justificación el fiel se enfrentaban a un máximo de seis meses de prisión o una multa de hasta 1.000 ringgits (204 euros).
El gobierno malasio de Terengganu ha dado una vuelta de tuerca a la Ley de Delitos Penales de la Sharia (Takzir) de 2016 con un recrudecimiento de las penas a los fieles que se relajen ante sus obligaciones religiosas.
Muhammad Khalil Abdul Hadi, excomisionado de Información Estatal, Predicación y Empoderamiento de la Sharia, ha informado de las nuevas penalizaciones para los que no asistan a la oración del viernes, obligatoria para todos los musulmanes, hombres adultos.
El ritual, que consiste en dos ciclos de oración y un sermón se realiza en común, generalmente en una mezquita, aunque en el caso de las cárceles, los reos pueden adaptarse y realizarlo en sus celdas.
La expectación es enorme en la ciudad sueca de Kiruna, en plena Laponia, donde miles de personas siguen en directo el traslado de su iglesia centenaria para salvarla del hundimiento provocado por la mina subterránea más grande de Europa.
Durante el segundo día de recorrido, más de 10.000 vecinos han acompañado a la estructura, mientras crece la expectativa de que incluso el rey Gustavo de Suecia acuda a presenciar el proceso.
La iglesia, construida hace 113 años siguiendo la arquitectura tradicional del pueblo sami, es considerada el alma de la localidad. De madera roja, con forma triangular y catalogada como la más grande del país, se ha convertido en símbolo de identidad para los habitantes, que se resisten a perderla pese a la obligada reubicación de la ciudad.
El traslado ha requerido una inversión de 53 millones de dólares, ocho años de planificación y el apoyo de las autoridades religiosas.
Mover una estructura de 672 toneladas no es tarea fácil. Los técnicos dejaron a la vista los cimientos, la elevaron sobre un remolque hidráulico, reforzaron su interior, aseguraron el órgano y ampliaron los caminos, incluso con la demolición de algunos edificios, para abrir una vía de más de 40 metros de ancho.
El traslado avanza a un ritmo de 500 metros por hora, y culminará este miércoles, cuando la iglesia complete los cinco kilómetros hasta su nueva ubicación. “Lento pero seguro”, resume el jefe de la operación.
El terreno sobre el que se asienta Kiruna está muy debilitado debido a la intensa actividad minera, lo que ha obligado a un proyecto de reubicación urbana sin precedentes. Además de la iglesia, deberán trasladarse unas 3.000 viviendas y otros edificios clave para la vida local.
La imagen de la iglesia avanzando sobre plataformas hidráulicas ya se considera uno de los espectáculos de ingeniería más llamativos de Europa en los últimos años.





