Murphy-O'Connor cree que la pronunciada caída del número de sacerdotes significa que los feligreses deben desempeñar un mayor papel en la gestión de sus parroquias, al tiempo que se fomentará la participación de laicos en zonas sin presencia de sacerdotes.
Asimismo, la Iglesia intentará atraer a nuevos clérigos con una campaña –primera de ese tipo que se hace fuera de recintos religiosos– que llegará a los típicos pubs ingleses y al Metro de Londres, usado por millones de personas cada día.
El número de sacerdotes en la diócesis de Westminster ha caído desde los 850 contabilizados en 1999 hasta los 600 registrados este año, cifra que se espera que disminuya hasta 470 en la próxima década.