Cánticos, bendiciones y rosarios son parte de la carrera hacia las elecciones nacionales 2020, que se celebrarán el próximo 3 de mayo.
Cuando faltan tres meses para las elecciones nacionales, analistas advierten que Bolivia -pese a ser un país constitucionalmente laico- experimenta una avanzada fundamentalista y religiosa en el campo político. Al menos cuatro de los siete aspirantes a la silla presidencial buscan atraer votos con la Biblia.
“Lo más evidente que podría pasar si gana terreno el fundamentalismo religioso será un retroceso en la materia de derechos conquistados en los últimos años por las mujeres y las diversidades sexuales. Y una reforma al sistema educativo inclusivo, lo que sería un retroceso a nivel de políticas públicas, a nivel de Estado”, explica la analista Tanja Tomichá.
Con la Biblia en la mano, el 12 de noviembre de 2019, Jeanine Añez se abrió paso en el Palacio Quemado y asumió la Presidencia de Bolivia. Meses después, en medio de cánticos que dicen: “Camacho será bendecido porque el Señor ha derramado su amor”, el excívico cruceño Luis Fernando Camacho ingresó a la iglesia de Cotoca para empezar su campaña política.
Aferrado al “designio” de Oseas 11:4, Jorge Quiroga presentó su plan de gobierno tratando de convencer de la “premonición divina” que acompañó a las pititas. A su par, con la amenaza de que “si bien entran los logieros o los socialistas del siglo XXI”, Chi se presentó como alternativa y representante del “tiempo de los cristianos”.
Así, cuatro de los siete candidatos a la silla presidencial pretenden que el nombre de Dios juegue de su lado en la elección del próximo 3 de mayo.
Pese a que la Constitución define a Bolivia como un Estado laico, las prácticas religiosas nunca han estado exentas de la esfera de poder. La Iglesia Católica se posiciona y opina sobre política durante las misas, las autoridades acuden a sacerdotes o pastores para obtener aprobación o empezar mandato, y otras hacen celebraciones rituales a la Pachamama.
De batalla electoral a religiosa
Según información demográfica utilizada por Mercados y Muestras en la elaboración de encuestas, el 74,9% de la población que participó en las elecciones presidenciales de 2019 pertenece a la religión católica, mientras que el 17,9 % pertenece a la evangélica. Es decir, la población boliviana se identifica con alguna religión. No es novedosa la profesión de algún credo, pero sí es relativamente nuevo el fundamentalismo religioso en la política que cada vez acarrea mayor apoyo.
En los comicios del año pasado, dos candidatos nuevos irrumpieron en la esfera política, el pastor evangélico Chi Hyung Chung, candidato a presidente por PDC, y el pastor evangélico Humberto Peinado, candidato a vicepresidente por UCS. Ambos intentaron conquistar electores con el discurso de “valores morales”, rechazando la legalización del aborto y oponiéndose a derechos de la comunidad LGBTI. Para sorpresa de muchos, Chi obtuvo el tercer lugar en el recuento de votos.
En sólo cuatro meses, esa tendencia de utilizar la religión como instrumento para canalizar apoyo electoral se encuentra mucho más acrecentada. Durante la crisis de octubre y noviembre del año pasado, la utilización de símbolos religiosos, como la Biblia, el rosario, el shofar (instrumento ceremonial similar a un cuerno), la Virgen o el hablar en lenguas se convirtieron en ancla de fe para muchas personas. Actualmente, esos mismos símbolos se han vuelto herramienta proselitista.
Para Tomichá, la explicación de por qué se da esta tendencia fundamentalista radica en la necesidad que genera el sistema capitalista en la precarización de la vida. “Deberíamos preguntarnos qué elementos de la sociedad, del Estado y del sistema capitalista en el que vivimos han permitido una avanzada del uso de Dios en los discursos, cómo también en programas y políticas ultra-conservadoras de grupos y células fundamentalistas dentro de las iglesias católicas y evangélicas”.
Para la periodista Liliana Colanzi , “lo que buscan a través de la manipulación religiosa es cancelar o detener la irrupción en el campo político de grupos subalternizados, como las mujeres, los indígenas o los LGBTI”.
Indicó que las arengas de Camacho contra la Pachamama y las “idolatrías” y su exigencia de que la Biblia regrese al Palacio son una negación de los indígenas.
“Así como las campañas religiosas pro familia ‘natural’ y contra el aborto quieren frenar la emancipación de las mujeres y la ampliación de derechos de los LGBTI. La religión se instrumentaliza para que la oligarquía y las élites de siempre continúen en el poder”.
Tomichá y Colanzi coinciden en que esta pulseta electoral, que busca tener a Dios como militante de partidos, podría generar un alto costo social.
Un análisis sobre los avatares del desarrollo de la historia en la que se “fusiona” la Iglesia y el Estado evidencian la alta probabilidad de virar de fundamentalismos religiosos a regímenes autoritarios con terribles resultados, en donde cada vez es más difícil diferenciar el uso político de la religión del uso religioso de la política.
Comité exige al OEP garantizar el principio de laicidad del Estado
Consultada sobre si existe o existió el Estado laico en Bolivia, la analista Tanja Tomichá manifiesta que “ siempre ha habido intereses pactados con iglesias de diverso tipo, sean gobiernos de derecha, centro o izquierda, todos pactan. Lo que sí creo que hubo en Bolivia fue una independencia a ser anclado a una sola iglesia o religión. Hoy en día lo que vemos es una avanzada del neo-conservadurismo fundamentalista neoliberal que busca tomar el Estado”.
La periodista Liliana Colanzi expresa que “en Bolivia la Iglesia y el Estado nunca se han separado del todo, por más que la ley diga lo contrario”. Advierte que esta situación se puede radicalizar con el ascenso de partidos ultraconservadores.
“Cada quien es libre de practicar la religión de su preferencia; lo fascista es llevarla a la política y usarla para coartar derechos. En Bolivia gobierna un partido ultraconservador, Jeanine Añez asumió la Presidencia Biblia en mano. Su ideología se evidenció en la negación de los hechos de racismo en Sucre en 2008, cuando llamó ‘salvajes’ a los masistas, en su defensa de la ‘familia natural’ -antiderechos LGBTI- y en su posición antilegalización del aborto”, dijo Colanzi.
El 11 de febrero, el Comité Pro Laicidad -conformado por organizaciones, instituciones y personas de la sociedad civil- envió una carta al Órgano Electoral Plurinacional (OEP). Exigió que se garantice la condición laica del Estado y la adopción de medidas normativas en aspectos como: la renuncia de líderes religiosos a sus funciones en iglesias para ser candidatos o candidatas y acceder a cargos públicos; el uso de organizaciones, espacios y infraestructuras religiosas con fines proselitistas; realización de prácticas y rituales religiosos en los escenarios políticos electorales y el uso de manera directa o indirecta de símbolos y referencias religiosas de cualquier naturaleza o credo en la propaganda electoral y el proselitismo político.
La carta señala que las normas electorales vigentes no consideran ni incluyen el respeto al Estado laico y el principio de laicidad, elementos imprescindibles para el fortalecimiento de la democracia. Advierte que en este momento se están cometiendo prácticas que vulneran derechos humanos con discursos discriminatorios.
“Se está confundiendo de forma malintencionada el delicado tema de las creencias religiosas de índole individual con el diseño de políticas públicas”, dice.
Una tendencia que avanza en toda la región
Bolivia es un país laico desde el año 2009, pero está experimentando un intento de “legitimación divina” de los liderazgos políticos. En muchos casos, saltando desde el púlpito de la iglesia a la arena electoral presumiendo fundamentalismo religioso y representando a los sectores más conservadores.
Pero esta tendencia no ocurre sólo en el país. En la última década América Latina entró en esta ola.
Los ejemplos más evidentes son Brasil, con el ultracatólico y conservador Jair Bolsonaro -que en muchos casos aparece como “el ejemplo a seguir” por políticos abiertamente religiosos- o Nayib Bukele, presidente de El Salvador, que hace una semana oró en la Asamblea Legislativa custodiado por militares para presionar a los legisladores en la aprobación de un crédito.
En Chile, sorprendió en las elecciones de 2017 la figura de José Antonio Kast, quien obtuvo 8% luego de verter frases como “solo una maquinación intelectual es capaz de decir que la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo”. Lo mismo pasó en Costa Rica, donde Fabricio Alvarado, candidato del partido evangélico Restauración Nacional y cantante de música cristiana, estuvo a punto de llegar a la Presidencia pasando a la segunda vuelta electoral.
Cuando se hace una revisión regional sobre la relación entre la religión y la política fundamentalista, se evidencia multiplicidad de casos. En ellos, llama la atención que la división entre católicos y evangélicos ya no está tan definida como hace unos años.
La antropóloga Rita Segato advierte que la grieta que dividía iglesias evangélicas de la Iglesia Católica -esa idea tradicional entre el mundo de la reforma, los protestantes y los católicos- se ha desplazado a otro lugar y marca otra división mucho más importante. “La división entre sectores cristianos, católicos y evangélicos del campo crítico, que quieren y desean una mejor vida para más gente (…), y sectores católicos y evangélicos fundamentalistas”, dijo.
Ruta electoral
La carrera por la silla presidencial en Bolivia está cargada de simbolismo religioso, cruces, oraciones, textos bíblicos y cánticos. Los pastores bendicen a los candidatos.
10 de diciembre: la presidenta Jeanine Añez participó junto a otros ministros de su gabinete en una reunión con pastores de iglesias evangélicas, quienes bendijeron a las autoridades y oraron por el nuevo gobierno.
16 de diciembre: en la ciudad de Santa Cruz, Marco Pumari, candidato a la vicepresidencia, fue bendecido por pastores en la iglesia evangélica Casa de Oración, en medio de una gran cantidad de personas que alzaban las manos.
9 de enero: Tuto anuncia su candidatura a través de un video en redes sociales y en el audiovisual de casi una hora lee en la Biblia el versículo Oseas 11:4 recalcando la “premonición divina”.
22 de enero: el día del Estado Plurinacional dijo que “Cuando uno toma decisiones siguiendo sus principios y cuando esos principios están guiados por la bendición de Dios, nunca se equivoca”.
8 de febrero: Luis Fernándo Camacho empieza su campaña electoral con un ritual religioso en la iglesia de Cotoca. Sus seguidores alteran la letra de una canción cristiana para cantar: “Camacho será bendecido”. Al final se habló en lenguas extrañas.
8 de febrero: con cantos y una oración, el candidato Chi Hyun Chung inició su campaña electoral en la ciudad de Sucre. “Estamos cansados de comunistas y narcologieros, hay que instalar una Bolivia para Cristo”, dijo.