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Cambio hacia la ablación menos dañina en Somalia

Activistas de Somalia quieren erradicar la mutilación genital femenina, pero reconocen que la práctica de una forma menos dañina es un cambio cultural positivo en la dirección correcta.

COMENTARIO: ¿Puede hablarse de "menos dañina" en estas prácticas sin caer en una especie de justificación de la menos invasiva? Claro que no es lo mismo una que otra, pero no tienen justificación ninguna de ellas.


Istar Mumin, de siete años, yace inmóvil en una cama de una de las habitaciones de su casa en el distrito de Hamarwyne, en la capital de Somalia. Se recupera de “el corte”, práctica tradicional realizada por una enfermera.

“Me duele, no me puedo mover. Me cortaron”, dijo con lágrimas en los ojos. La niña se encontraba visiblemente débil por la intervención.

En otra habitación de la casa, su madre, Muhibo Daahir, se muestra con ánimo festivo, pues la familia recibe a los invitados que se acercaron a celebrar la circuncisión de Mumin.

La antigua práctica de mutilación genital femenina (MGF) está prohibida por la Constitución. Pero se realiza ampliamente a niñas de hasta cinco años, en especial en las zonas afectadas por el conflicto.

La tradición está destinada a mantenerlas puras y prepararlas para el matrimonio.

La mayoría de las familias viven el momento con felicidad, pues es momento de celebración.

Según el documento “Erradicación de la Mutilación Genital Femenina en Somalia”, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), “la MGF puede dejar graves secuelas en el bienestar físico, mental y psicosocial de quienes la sufren”.

 

“Las consecuencias para la salud son inmediatas y de largo plazo. A pesar de las muchas leyes reconocidas a escala internacional contra la MGF, la no convalidación total del Islam y las iniciativas globales para erradicarla, sigue arraigada en la cultura somalí”, añade.

El estudio también señala que “las complicaciones de largo plazo incluyen la pérdida de la libido, malformaciones genitales, primera menstruación tardía, complicaciones crónicas en la pelvis e infecciones y retención urinaria recurrentes”, detalla.

“Las niñas circuncidadas también tienen predisposición a sufrir en el futuro complicaciones obstétricas, porque el feto queda expuesto a varias enfermedades infecciosas y corre el riesgo de que su cabeza quede atascada en el canal de parto lesionado”, añade.

La nueva ley fundamental de Somalia considera a esa práctica como “tortura”. El artículo 15 (4) de la Constitución Provisoria establece: “La circuncisión de las niñas es una práctica tradicional cruel y degradante, y equivale a la tortura. La circuncisión de las niñas está prohibida”.

Pero no hay ninguna ley específica y la práctica se mantiene tanto en áreas rurales como urbanas en esta nación del Cuerno de África.

Daahir se pone a la defensiva al ser consultada sobre por qué permitió que circuncidaran a su hija.

“Nuestra religión nos permite purificar a nuestras hijas para que puedan casarse cuando estén maduras. El gobierno no puede impedirnos que practiquemos nuestra religión”, arguyó.

Dijo que su hija, al igual “que otras niñas en esta época”, fue circuncidada según la forma sunnah, permitida por la religión islámica. Un método que implica el corte parcial del clítoris.

Otra forma de circuncisión practicada en Somalia es la faraónica, que implica la remoción completa del clítoris y de los labios mayores y menores. La abertura vaginal externa se sutura y se deja un pequeño orificio para evacuar la orina y la sangre menstrual.

Daahir acotó que, a diferencia de cómo se hacía antes, en la actualidad, una enfermera titulada realizaba la circuncisión.

Pero en las zonas de Somalia donde en las últimas dos décadas no hubo guerra, la práctica disminuyó.

Unicef publicó en abril una encuesta con entrevistas realizadas en la norteña región de Puntland y en el estado escindido de Somalilandia, donde la clitoridectomía disminuyó.

El estudio, realizado junto con las autoridades locales, concluyó que 75 por ciento de las niñas encuestadas de entre uno y 14 años no estaban mutiladas, muy por debajo del 99 por ciento que sí fueron circuncidadas en otras partes del país.

El Programa Conjunto de Unicef y el Fondo de Población de las Naciones Unidas, logró la participación de unos 300.000 miembros y actores de la comunidad en discusiones sobre el abandono de la MGF en Puntland y Somalilandia.

La razón de que la MGF haya disminuido en el norte puede estar en la relativa estabilidad que mantuvo la zona en las últimas dos décadas, mientras que el resto de país sufrió una guerra civil entre clanes desde 1991.

Las compañas de concienciación y de educación sobre los peligros de la clitoridectomía tradicional no pudieron realizarse en las zonas problemáticas como sí ocurrió en Somalilandia y Puntland.

Cambio cultural

“Los somalíes no abandonan la circuncisión, sino que la realizan de una forma menos cruel que la faraónica, usan la Sunnah, que comparada con la tradicional no es invasiva”, dijo a IPS la activista Halimo Ali, radicada en Mogadiscio.

“Conozco el estudio realizado en Puntland y Somalilandia, y es alentador. Pero dudo que los somalíes vayan a dejar de circuncidar a sus hijas de una forma o de otra”, apuntó.

Maryan Aalim, con siete hijas, dijo a IPS: “Todas están circuncidadas con la sunnah, salvo la mayor a la que se le practicó la forma ancestral (faraónica o infibulación). Elegí esa última porque es la que permite el Islam”.

El jeque Omar Ali, clérigo d Mogadiscio, es uno de los siete líderes religiosos a los que la gente recurre cuando quiere justificar la MGF.

“Solo hay una forma de circuncisión prescrita por el Islam y es la sunnah. La faraónica es anterior, no es islámica”, explicó a IPS.

Activistas locales dijeron que apuntan a la erradicación total de la práctica, pero reconocen el “cambio cultural” que hubo en la sociedad somalí, y opinan que la evolución de la práctica puede considerarse un paso positivo hacia su completa eliminación en este país.

“La gente ahora reconoce las consecuencias negativas de la forma extrema de MGF sobre las mujeres y las niñas, y adopta la sunnah. No es lo que queremos, pero es un paso en la dirección correcta”, dijo a IPS la maestra Raho Qalif, radicada en Mogadiscio.

La práctica terminará por desaparecer de la cultura somalí, y observó una “tendencia”, que describió diciendo que, circuncidar a las niñas con la sunnah está “de moda”.

“Todo el mundo sabe que ahora en Somalia se desaprueba la forma extrema de MGF, y los hombres buscan mujeres circuncidadas con la sunnah  para casarse”, observó Qalif.

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