El partido Ley y Justicia (PiS) ha perdido la mayoría en las últimas elecciones en favor de una coalición más cercana al pensamiento laicista predominante en la Unión Europea. Pero eso no significa la caída de la Polonia católica, necesariamente.
Polonia llevaba ocho años gobernada por el partido más auténticamente conservador de toda Europa, defensor a ultranza de los valores cristianos, una situación que parece haberse dado la vuelta en las elecciones de este pasado domingo. Aunque el PiS ha sido el partido más votado, no puede formar una mayoría parlamentaria.
Lo que viene es, con toda probabilidad, un gobierno de coalición que, para alivio de Bruselas, tratará de acabar con la ‘excepción polaca’ y forzar una revolución social progresista. No le va a ser fácil.
En concreto, Ley y Justicia, el más votado, logró un 35,38% del voto, un 4,68% más que el segundo clasificado, la Coalición Cívica (Plataforma Cívica y un puñado de partidos menores). Pero no podrá gobernar, y es casi seguro que el próximo gobierno polaco estará formado por Plataforma Cívica (157 diputados), la Tercera Vía (una coalición del tradicionalmente agrario Partido Popular Polaco y Polonia 2050, un partido libre de ideología iniciado por Szymon Hołownia, un ex católico liberal periodista y locutor de talentos televisivos; ha obtenido 65 diputados), y la Nueva Izquierda (26 diputados). El líder de esta alianza (y del partido dominante de la misma) es Donald Tusk, un político famoso por su capacidad para cambiar de chaqueta y ahora inclinado a los vientos que soplan desde Occidente.Pero hay motivos para pensar que Tusk no podrá llevar a cabo, al menos no del todo, la revolución con la que sueña. Para empezar, el mayor socio potencial de Plataforma Cívica será la Tercera Vía, que ha recibido más del doble de votos que la Nueva Izquierda. Su ideología no es muy clara, pero su socio tradicional, el Partido Popular Polaco, es el partido de los votantes del campo, donde vive el 40% de la población y que son mayoritariamente católicos tradicionales y más conservadores que los urbanitas.Además, durante los próximos dos años, el presidente de Polonia seguirá siendo Andrzej Duda, de Ley y Justicia, un católico provida a machamartillo. Mientras que en la mayoría de los países europeos el jefe de Estado es un cargo meramente ceremonial, el sistema político polaco se basa en el modelo francés, por lo que el presidente tiene poder de veto. Para anular el veto del presidente, se necesita una supermayoría parlamentaria de 276 votos; al recuento total de diputados del gobierno entrante le faltan más de 30 votos.Por último, la coalición prevista va a dar un gobierno necesariamente débil. No olvidemos que, aunque Plataforma Cívica puede formar una coalición de gobierno que no está al alcance del PiS, técnicamente ha perdido las elecciones frente a su gran rival. Mientras tanto, más del 40% de los votantes polacos votaron por Ley y Justicia y Confederación, dos partidos inequívocamente provida. De hecho, el apoyo a Ley y Justicia es sólo un 2,2 % menor que en 2015, cuando comenzó su mayoría parlamentaria de dos mandatos. Los intentos de violar los derechos de los no nacidos encontrarán una gran oposición social.
