Los cristianos son quienes más sufren el fenómeno
En los últimos años, África ha sido escenario de un aumento alarmante de la violencia perpetrada por grupos yihadistas tanto locales como transnacionales. Estos grupos han aprovechado la existencia de redes delictivas organizadas, y también se han sumado a las actividades violentas de bandas autóctonas con intereses regionales. Las zonas más afectadas están en el Sahel, la cuenca del lago Chad, Somalia y Mozambique.
Con el propósito de instaurar la ideología islamista extremista, los fundamentalistas aprovechan los conflictos y divisiones preexistentes. Su estrategia consiste en establecer un «califato móvil» y oportunista, que busca llevar a cabo ataques en áreas ricas en recursos minerales y donde las fuerzas militares sean vulnerables y fáciles de inmovilizar.