El Tribunal Estatal de Justicia de Sao Paulo (Brasil) autorizó la construcción de una estatua gigante de Nuestra Señora Aparecida en la ciudad de Aparecida, después de más de dos años de una batalla legal contra la demanda de una asociación de ateos que quería impedir la instalación de la imagen mariana.
El monumento de acero inoxidable, donado por el artista Gilmar Pinna en 2017, tiene unos 50 metros de altura, cerca de 20 metros más que la estatua del Cristo Redentor de Río de Janeiro. Las piezas de la obra, que quedó en etapa de construcción, se encuentran cerca de Via Dutra, la principal carretera entre Sao Paulo y Río de Janeiro, las dos ciudades más grandes de Brasil.
El lunes 21 de octubre de 2019, la jueza Luciene Ferreira Allemand aceptó la demanda de la Asociación Brasileña de Ateos y Agnósticos (Atea) para prohibir la instalación de la obra, alegando el supuesto uso de fondos públicos y la presunta donación de terreno municipal para promover la fe católica, lo que perjudicaría el Estado secular.
Sin embargo, el municipio apeló la decisión y, luego de un litigio que duró más de dos años, el 9 de marzo los jueces de la Novena Sala de Derecho Privado del Tribunal de Justicia de Sao Paulo (TJSP) revocaron el fallo y determinaron que la obra se justifica porque el principal foco económico de Aparecida es el turismo religioso, que atrae a miles de personas y promueve el comercio local.
Los jueces también señalaron que en ese momento no se vulneró el principio de laicidad del Estado por parte del alcalde.
“Aparecida es la capital mariana de Brasil, y esta decisión judicial vino a reconocer la religiosidad del pueblo brasileño”, dijo el alcalde tras el fallo.
La orden judicial también dictaminó que tampoco debían ser removidas otras cinco esculturas de la patrona de Brasil, construidas por el mismo artista y que se colocaron en diferentes partes de la ciudad en 2017 con motivo del 300 aniversario del hallazgo de la imagen original de la Virgen Aparecida en el río Paraíba do Sul.
Las imágenes marianas que iban a ser retiradas se ubican en las rotondas de Aparecida del Norte (Sao Paulo), ciudad de gran importancia para los católicos, pues allí se encuentra la Basílica de Nuestra Señora Aparecida, la segunda más grande del mundo después de la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Las imágenes también tienen un gran valor histórico, religioso y cultural, pues representan el hallazgo de la estatua original de Nuestra Señora Aparecida en el lecho del río Paraíba do Sul en 1717. La reliquia original está custodiada en la Basílica que lleva su nombre.
Miguel da Costa Carvalho Vidigal, abogado y director de la Unión de Juristas Católicos de Sao Paulo (Ujucasp), felicitó la decisión de la Novena Sala de Derecho Privado, “primero, porque se respetó el orden nacional, en detrimento del activismo judicial tan presente en nuestros días”.
Y “segundo, porque se ha conservado la historia de nuestro país, tan ligada a la religión católica”, agregó.