En un multitudinario evento religioso al cual asistieron tres millones de fieles, el presidente aprovechó para mostrarse fuerte y querido luego de varios golpes a su gobierno
El ultraderechista Jair Bolsonaro, el primer presidente brasileño que participa en la «Marcha para Jesús», el principal evento de masas de los evangélicos de Brasil, agradeció a sus fieles por el apoyo en las elecciones y por ayudarlo a cambiar el país.
«Ustedes fueron decisivos para ayudar a cambiar el destino de Brasil«, afirmó el jefe de Estado en un discurso de cerca de 7 minutos ante según los organizadores, los tres millones de fieles de diferentes grupos evangélicos que se reunieron en Sao Paulo, la mayor ciudad del país.
Primera participación de un presidente
El ultraderechista, capitán del Ejército en la reserva que se declara católico pero acostumbra a acudir a ritos evangélicos para acompañar a su esposa y sus hijos, fue elegido con el apoyo de la mayoría de pastores y líderes evangélicos del país, así como de los fieles, gracias a su discurso de defensa de los valores cristianos.
Esta ha sido la primera vez en sus 27 años que la «Marcha para Jesús», en cuya actual edición los organizadores esperaban una asistencia superior a los 2 millones de personas del año pasado, cuenta con la participación de un presidente de Brasil, el país con mayor número de católicos en el mundo pero en el que se ha registrado un fuerte crecimiento de los grupos neopentecostales.
El número de evangélicos en Brasil creció cerca de un 60 % en la última década, hasta aproximarse a 42 millones de fieles en el último censo (2010), frente a los 123 millones de católicos, y la activa participación de sus pastores en política los ha convertido en una importante fuerza en el Congreso.
Bolsonaro, que vistió una camiseta alusiva a la Marcha, participó en el acto escoltado por el diputado Marco Feliciano, uno de los líderes de la iglesia Catedral del Avivamiento y que se convirtió en su principal portavoz entre los congresistas evangélicos, que forman una de las principales minorías en el Parlamento.
Relevancia política
El mandatario llegó a la Plaza de los Héroes de la Fuerza Expedicionaria Brasileña (FEB), casi seis horas después del inicio de una marcha de 3,5 kilómetros por el centro de Sao Paulo, y llegó a escuchar algunos abucheos que rápidamente fueron silenciados por una ovación y por gritos de «mito», como es conocido entre sus seguidores.
«Es la primera vez que se escucha el nombre de Dios en la Presidencia de Brasil», dijo al presentarlo al público el «apóstol» Estevem Hernandes, fundador y líder de la Iglesia Renacer en Cristo, el grupo evangélico con más seguidores en la Marcha junto con las populares iglesias Asamblea de Dios y Universal del Reino de Dios.
«Es muy bueno estar entre amigos. Y mejor aún cuando son amigos con Dios en el corazón», respondió Bolsonaro en medio de una multitud reunida frente a un palco en el que, durante cerca de diez horas, se relevaron 28 cantantes y grupos de música góspel, así como decenas de líderes y pastores evangélicos.
En una alusión a su principal eslogan de campaña, Bolsonaro aseguró que Dios está por encima de todo y después la «familia respetada y tradicional». El jefe de Estado, quien repitió que en Brasil «el Estado es laico pero su actual gobernante es cristiano», mencionó los problemas «de ética y moral» en Brasil y dijo que espera ser un «punto de inflexión» para superarlos con ayuda de los evangélicos.
El mandatario, que el año pasado participó en la Marcha en su condición de candidato y prometió regresar ya como jefe de Estado, volvió a prometer presencia en la edición de 2020. En el evento también participaron el gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria, y el alcalde de la ciudad homónima, Bruno Covas, ambos del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), pero el primero no consiguió ni de cerca la misma ovación de Bolsonaro y el segundo fue abucheado.
Armonía y entendimiento
«Esta es la Marcha para Jesús, pero también es la marcha de la armonía y el entendimiento entre quienes aman Sao Paulo y Brasil», aseguró el gobernador Doria, quien dijo esperar que el público pueda llegar este año a 3 millones de personas.
Algunos de los participantes se refirieron a la participación de Bolsonaro como una demostración de la importancia del evento. La presencia del líder ultraderechista «muestra el reconocimiento que la Marcha tiene en Brasil, desde el presidente, y es algo bueno porque fortalece aún más la fe de las personas», dijo a Efe David Wilkerson, un joven de 21 años que acudió por primera vez por querer «formar parte del mayor evento cristiano del mundo».
Aunque esa posición no fue unánime. «Preferiría que no hubiera venido. Preferiría que no mezclaran religión con política«, afirmó Claudilene Alves, de 39 años y que acostumbra acudir todos los años a la Marcha para «hacerle peticiones a Jesús». El evento es realizado en Sao Paulo desde 1993, fue incluido en el calendario oficial de Brasil en 2009 por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva y es considerado como el mayor de su tipo en América Latina.