En la segunda jornada de su visita a Jordania, Benedicto XVI buscó este sábado el acercamiento entre el catolicismo y el islam para enmendar las invectivas que en 2006 él mismo lanzó contra la religión de Mahoma, unas críticas que han enfriado las relaciones entre las dos confesiones con mayor número de fieles del planeta.
El tono conciliador del Pontífice se observó en numerosos momentos de la homilía que pronunció en la mezquita Husein Bin Talal de Ammán, la mayor de Jordania, como por ejemplo cuando usó los vocablos "clemente y misericordioso" para referirse a Dios, unas palabras que aparecen continuamente en el Corán desde su inicio. También manifestó que cristianos y musulmanes adoran al mismo Dios.
El Papa pronunció su discurso en el exterior de la mezquita ante el príncipe Ghazi Bin Talal, primo del rey Abdalá II de Jordania y su consejero para asuntos religiosos, los jefes religiosos musulmanes y el cuerpo diplomático. Ghazi Bin Tal es el promotor de la carta que en octubre de 2007 enviaron a Benedicto XVI 138 sabios musulmanes, en la que afirmaron que el futuro del mundo depende de la paz entre musulmanes y cristianos. Esta era la tercera vez que un Papa pisaba una mezquita: Juan Pablo II en 2001 en Damasco y Benedicto XVI en 2006 la Azul de Estambul y ayer.
Pero el tono conciliador del Pontífice no le impidió usar expresiones que parecían dirigidas directamente contra el fundamentalismo islámico. Dijo que el cristianismo y el islam deberían evitar la manipulación de la religión. "Muchas veces, la manipulación ideológica de la religión, tal vez por motivos políticos, es el catalizador real de las tensiones y de las divisiones y a menudo incluso de la violencia de la sociedad", afirmó.
En septiembre de 2006, el pontífice citó un texto referente a una conversación entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo (1391) y un erudito persa en la que se calificaban algunas enseñanzas de Mahoma de "malas e inhumanas", y se condenaba el mandato del profeta de "expandir la fe mediante la espada".
Aquello desató las iras de los seguidores del Profeta y, aunque el Pontífice reaccionó expresando su "estima y profundo respeto" por el islam, los musulmanes han mirado con desconfianza y recelo al Papa desde entonces, acusando al cristianismo, y especialmente al catolicismo, de haberse extendido gracias al uso de la violencia que Benedicto XVI criticó entre los musulmanes.
Algunos clérigos musulmanes le reprocharon que no aprovechara la oportunidad de su homilía para disculparse por lo dicho en 2006.
Miembros de la cofradía de los Hermanos Musulmanes, una organización fundamentalista que tiene mucha fuerza en Jordania, expresaron su disgusto con el hecho de que el Papa todavía no se haya disculpado de una manera clara. Según el Vaticano, el pontífice no puede estar disculpándose de aquello continuamente.