Una señora católica de 62 años, comprometida activamente en una parroquia en Bélgica desde hace décadas, llevó al cardenal Jozef de Kesel, ex arzobispo de Bruselas, junto con el actual titular de la diócesis, monseñor Luc Terlinden, a un tribunal civil (ganando el caso) porque fue fuertemente discriminada por ser mujer. Veer Dusachoit, de hecho, quería completar el curso de estudios previsto para los diáconos, pero en dos ocasiones las autoridades eclesiásticas le impidieron seguir adelante. ¿La razón? El Vaticano aún no permite a las mujeres ser diáconos. Solo los hombres pueden actualmente ocupar este rol. Un tema que en este momento es muy delicado y candente. Recientemente, el Papa intervino para reiterar que por ahora no habrá diaconisas, a pesar de las fuertes presiones que siguen llegando a Roma desde varios episcopados.
El caso judicial de Veer tuvo un desenlace fuera de lo común. Los jueces de Mechelen condenaron a los dos prelados a pagarle 1.500 euros cada uno como indemnización por los daños sufridos. Aunque la sentencia no obliga, obviamente, a la Iglesia belga a ordenar mujeres como diáconos, el tribunal reconoció que Veer fue efectivamente discriminada porque no se le permitió asistir a la formación teológica, independientemente de si al final del curso podía ser ordenada o no diaconisa. El juez también destacó que la igualdad entre mujeres y hombres es uno de los principios fundamentales de un estado de derecho democrático.
Mientras tanto, varios medios católicos han destacado la «peligrosidad» de este caso, calificándolo como la enésima intrusión de los tribunales laicos en los asuntos internos de una organización religiosa, prevaleciendo los derechos individuales de los fieles sobre el principio de libertad religiosa.
Por ironía del destino, justo ayer se presentó en el Vaticano el documento base del próximo Sínodo de octubre en el que el Papa adelantó que la cuestión de las diaconisas será retirada de la agenda sinodal para ser profundizada más adelante. Una forma de ganar tiempo ante un panorama bastante desgarrado.
Mientras tanto, Veer Dusauchoit, tras la victoria en el tribunal, declaró que solo quería asistir a las clases teológicas y completar su formación para poder mejorar sus servicios para la Iglesia.