El tribunal civil de Bruselas consideró, en una sentencia dictada el pasado 1 de septiembre, que el Estado belga, a través de su ministro de Justicia Vincent Van Quickenborne, interfirió ilegalmente en las actividades de una autoridad religiosa, indicó este miércoles el ‘Ejecutivo de los musulmanes de Bélgica (EMB), que confirma información del diario Le Soir. En cuestión, el ministro había empujado al expresidente del OGE, Salah Echallaoui, hacia la salida en 2020 al sospechar que era un espía a sueldo del Estado de Marruecos. El despacho del ministro ya ha anunciado que apelará la decisión del tribunal. Vincent Van Quickenborne había pedido públicamente, a principios de diciembre de 2020, una renovación de todos los órganos del Ejecutivo de los musulmanes de Bélgica, apoyándose en un dictamen de la Seguridad del Estado que apuntaba a la injerencia de Marruecos dentro de la Gran Mezquita de Bruselas. La Sûreté afirmó que allí estaban infiltrados tres agentes de los servicios de inteligencia marroquíes.
El 20 de diciembre, Salah Echallaoui, entonces presidente del OGE, renunció, al tiempo que refutó las acusaciones de colaboración con servicios secretos extranjeros. Defendida por Me Marc Uyttendaele, luego interpuso, en mayo de 2021, acciones legales contra esta iniciativa del Ministro.
En una sentencia del 1 de septiembre, el tribunal civil de Bruselas le dio la razón. Según Le Soir, el juez afirma, en relación con las faltas alegadas por la Seguridad del Estado, que a falta de datos precisos sobre su fuente u origen, la información que ha recabado “puede asimilarse a información anónima desprovista, como tal, de de valor probatorio”.
Luego, en relación con las declaraciones del Ministro sobre Salah Echallaoui, y su decisión de condicionar la concesión de la construcción de la Gran Mezquita a la renuncia de este último, el tribunal ve allí, según el diario, una injerencia sin base legal y desproporcionada en la libertad de culto y de asociación de esa persona.
Finalmente, el tribunal también considera que las declaraciones del ministro pueden dañar la reputación de Salah Echallaoui. “La única información proporcionada por la Seguridad del Estado, sin ningún otro elemento que permita comprobar su veracidad, no es suficiente para establecer la realidad de los actos de espionaje e injerencia atribuidos al señor Echallaoui. En sus conclusiones, el Estado Bélgica también admite que el dictamen de la Seguridad del Estado no establece un vínculo entre el señor Echallaoui y actividades de espionaje”, explicó el tribunal, según Le Soir.
“Apelaremos la decisión”, reaccionó el miércoles por la tarde la oficina del ministro Vincent Van Quickenborne. “Desde el principio, el Ministro ha identificado y hablado claramente sobre los problemas con y dentro del Ejecutivo de los musulmanes de Bélgica, sobre la mala gestión administrativa y sobre la interferencia extranjera. En interés de la comunidad musulmana de nuestro país, continuaremos hablar ese lenguaje claro y atajar los chanchullos y las meteduras de pata”, lanzó.