(FOTO: Expansión Política / FOTOARTE: Pamela Jarquín)
El experto en religión advierte que el presidente permite que iglesias incidan en decisiones públicas, lo que puede fomentar choques entre quienes de defienden derechos y quienes buscan restringirlos.
¿A quién le reza Andrés Manuel López Obrador? ¿Por qué su empeño en citar la Biblia o hablar de valores morales durante sus discursos? ¿Hasta dónde permitirá que las organizaciones religiosas participen en decisiones públicas durante este sexenio? Esas son algunas de las preguntas que Bernardo Barranco se plantea en su nuevo libro, AMLO y la religión (editorial Grijalbo), en el que asegura que la relación del presidente con algunas iglesias representa una amenaza para el Estado laico.
Para Barranco, el que López Obrador esté cerca de ciertas agrupaciones —en particular, de las evangélicas— y les pida ayuda en la ejecución de acciones de su gobierno —como el reparto de la Cartilla moral o la promoción de programas sociales— no solamente es contrario al principio de laicidad plasmado en la Constitución mexicana, sino que puede tener mayores consecuencias a largo plazo. En concreto, según el experto, estos hechos pueden favorecer que grupos conservadores busquen imponer su agenda en políticas públicas y, a su vez, llevar a conflictos entre ellos y sectores progresistas.
“Con la laicidad del Estado, hemos creado —bien que mal, con hipocresías, pero bien que mal— una rectoría del Estado en esta materia. Al romperse esta rectoría del Estado en este campo cultural, el riesgo es que haya confrontaciones”, dice Barranco en entrevista a propósito de la publicación de este nuevo libro, que escribió en coautoría con Roberto Blancarte.
Una situación de conflicto —ejemplifica Barranco, autor de otras obras sobre el tema— podría darse si las iglesias intentaran imponer restricciones en materia de género, un tema que ha atraído la atención nacional en los últimos años, en los que se han realizado decenas de protestas encabezadas por mujeres que exigen un alto a la violencia en su contra y respeto a sus derechos.
“El riesgo es que las agendas fundamentalistas incidan en las políticas públicas. No todas las iglesias evangélicas son fundamentalistas, no todas son retrógradas, hay que ser muy claros; tampoco la Iglesia católica toda es conservadora, hay sectores pro vida muy conservadores. Pero en torno (…) al rol de la mujer, el nuevo rol de la mujer es visto como subversivo: el tema de la reproducción, de los derechos sexuales, del cuerpo, de la sexualidad…”, dice.
“Entonces, el riesgo mayor, yéndome a un escenario polar, es de confrontaciones culturales entre personas que están manejando los derechos y están buscando mayores espacios y otros que quieren restringirlos. Si el Estado no entra y pone orden en esa cancha, el problema es que puede haber confrontación”, añade.
“Una apertura inédita”
Tras subrayar que las tensiones entre el Estado y las iglesias son una constante en la historia de México, Barranco señala que el país vive una situación nueva, en la que desde el Poder Ejecutivo federal se abre la puerta a que organizaciones religiosas participen en la vida y en las decisiones públicas.
“Hoy, Andrés Manuel López Obrador, en su configuración, está dando una apertura inédita a las iglesias para colaborar en su gobierno, cosa que ha creado muchos revuelos”, dice.
Algunas muestras de esos acercamientos son las reuniones que López Obrador ha celebrado con organizaciones como la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), así como el que haya pedido a estas ayudar a su gobierno en el reparto de la Cartilla moral, participar en programas como Jóvenes Construyendo el Futuro y operar centros a los que lleguen apoyos sociales en comunidades apartadas.
Estas decisiones han sido criticadas por algunos partidos políticos de oposición, que incluso han promovido recursos legales y han acusado a López Obrador de actuar en contra de los principios de Benito Juárez, el presidente que en el siglo XIX estableció la separación entre la Iglesia y el Estado y a quien el actual mandatario frecuentemente dice admirar.
“No se atreven a cuestionarlo”
Para Barranco, aún no está claro hasta dónde llegará la participación de las organizaciones religiosas en las decisiones del gobierno de López Obrador, ni qué posición asumirá el presidente en temas polémicos como el matrimonio igualitario y el aborto, en los que suele evitar pronunciarse.
A decir del experto, un escenario es que López Obrador no vete posibles reformas sobre estos asuntos, pero tampoco las promueva. De ser así, dejaría que instancias como el Congreso, el Poder Judicial o los estados actúen en estos rubros, sin tener una actitud proactiva.
En cuanto al peso que las iglesias tendrán dentro del Poder Ejecutivo, Barranco ve poco probable que integrantes del gabinete presidencial o de su partido, Morena, cuestionen al mandatario acerca de su cercanía con las organizaciones religiosas y de los riesgos que esto representa para el Estado laico.
“No se atreven”, sintetiza Barranco, y afirma que tocará a la sociedad manifestarse para exigir respeto al principio de separación entre la Iglesia y el Estado.