La alcaldesa de Segovia, Clara Luquero (PSOE), ha anunciado hoy la presentación de alegaciones ante el Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº1, en las que se opone a la suspensión cautelar de la instalación de la escultura de un diablillo en la Calle San Juan, en la capital.
El Juzgado dio cuatro días de plazo al consistorio para que expusiera lo que considere oportuno ante la demanda que ha presentado un grupo de vecinos por sentir que esa talla afecta a su sentimiento religioso.
La escultura del diablillo está concebida para que forme parte de la ciudad como un detalle más que enriquezca su imagen, al igual que lo son la Sirenita de Copenhague, el Manneken Pis de Bruselas y el simpático Teufes demonio) de Lübeck.
En el caso de Segovia, según el Ayuntamiento, se trata de recordar la leyenda que dice que el demonio construyó el acueducto en una sola noche, a cambio del alma de una aguadora, que no consiguió porque le faltó colocar una piedra, amaneciendo ya, tras un milagro divino.
Sentado sobre el muro de la calle San Juan, en la parte más alta de esta vía, el diablillo sujeta con unas tenazas un sillar de granito de 60x60x40 centímetros, con una altura total de 1,70 metros.
La escultura está emplazada en una panorámica del acueducto e invita a fotografiarse delante de él, incluso se ha incorporado a su figura un teléfono móvil.
Sin embargo la escultura, pensada para atraer turistas y alejarlos del eje Acueducto-Alcázar, disfrutando de otros rincones de Segovia, ha encontrado el rechazo de la Asociación San Miguel y San Frutos, quien argumenta que esa representación “resulta ofensiva para los católicos, porque supone una exaltación del mal”.
La asociación, cuyos representantes entregarán 12.500 firmas recogidas en mano y plataformas de internet, este jueves, que ha llevado el tema a los juzgados, añade que se utiliza “el nombre de Dios, sobre lo que más repulsa produce a un católico, que es el diablo”.
Según ha dicho hoy Luquero a los periodistas, las alegaciones se centran en la “incoherencia” de que, por un lado, se pide que no se coloque y, por otro, recurren el acuerdo junta de gobierno de aceptación de los derechos de fundición de la escultura.
Para la alcaldesa, “cuando se pide una paralización cautelar es porque hay un perjuicio irreversible para el interesado, como el derribo de un inmueble, pero en este caso no creemos que exista ese perjuicio para quienes han presentado el recurso”.
“Teniendo otras cuestiones más trascendentes en la ciudad siento que tengamos que perder tanto tiempo con esto, que es algo verdaderamente anecdótico si no fuera porque el planteamiento tiene un componente fanático”, ha defendido Luquero.
Asimismo, la alcaldesa se ha preguntado ¿por qué puede atentar contra la libertad religiosa una escultura de un diablo simpaticón que no tiene mayor trascendencia que recuerda la leyenda de construcción del acueducto que forma parte de nuestro patrimonio cultural inmaterial?.
Ha subrayado que se trata de un elemento de la iconografía cristiana presente en todo el arte, ha señalado que el asunto “se ha llevado a lo absurdo” y se ha vuelto a preguntar: “¿qué hacemos, picamos los canecillos románicos?, es absurdo, un sin sentido”.