La celebración litúrgica ha estado presidida por el obispo de Palencia, Manuel Herrero Fernández, que estuvo acompañado por el de Tarija (Bolivia), el palentino Javier del Río Sendino, los canónigos y varios sacerdotes.
Manuel Herrero instó en la homilía a hacer de «la cultura del encuentro nuestro estilo de vida». El prelado invitó a seguir el camino de San Antolín «si anhelamos una ciudad y unos pueblos en los que niños y ancianos, jóvenes y mayores, hombres y mujeres, vivos y muertos desterremos el odio, el rencor fratricida, la insolidaridad y el enfrentamiento, y podamos vivir sin miedos, en paz, fraternidad, en diálogo y en fiesta, una sociedad donde toda persona sea reconocida y amada en su dignidad, en derechos y obligaciones».
Tras la misa, tuvo lugar la renovación de la tradición de bajar a la cripta a beber agua del pozo, a la que se atribuyen propiedades curativas. Primero bajaron los obispos de Palencia y Tarija y el vicario general de la Diócesis, Anastasio González, que recibieron a los representantes institucionales. Tras el rezo del Padre Nuestro y de una oración por San Antolín, monseñor invitó a probar el agua, recordando que tiene garantías sanitarias y advirtió jocosamente que se podía repetir.
El paso de las autoridades por la cripta permitió abrirla al público, comenzando un desfile de miles de personas que se prolongará hasta las 20:00 horas. Mayores, pequeños, jóvenes, familias… fueron bajando a la cripta, una estancia simbólica de la catedral, según recordó el obispo de Palencia, la más antigua, y con un pozo que simboliza que «Cristo es la fuente de la vida», apostilló Manuel Herrero.
La celebración matinal de San Antolín concluyó con la procesión de regreso a la Plaza Mayor, en la que participaron los gigantes y cabezudos, un numeroso grupo de dulzaineros, las peñas, la Banda de Música y los representantes institucionales.